El ministro de Economía, Axel Kicillof, argumentó que la retracción en el consumo de bienes durables durante los primeros dos trimestres del año podrían explicarse por los persistentes coletazos de la crisis internacional y por cierta “cadena del desánimo” fogoneada desde los medios de comunicación. “Hay que tomar medidas, pero la cosa no es como la pintan”, manifestó el funcionario. El titular del Palacio de Hacienda explicó que con el nuevo plan para estimular el consumo a través de tarjetas de crédito podrá protegerse el 35 por ciento del empleo industrial del país. Según Kicillof, con este nuevo instrumento podrían incrementarse las ventas en productos de línea blanca en 2.160.000 unidades.

“Para que el vendaval externo de 2008 afecte lo menos posible, el Gobierno anunció muchísimos programas para capear aquel temporal. Ahora, los sobreincrementos de precios de algunos productos, y aumentos en las tasas de interés, tuvieron un elemento de fogoneo, de campaña, para generar más incertidumbre y miedo en los argentinos”, sostuvo el ministro de Economía, mientras exhibía una serie de artículos periodísticos para ejemplificar su concepto de “campaña”.

El programa se propone reimpulsar el consumo de lavarropas y secarropas, cocinas, calefactores y estufas, termotanques, heladeras y congeladores y otros productos. Según lo establecido por esta iniciativa, se podrán equipar aproximadamente 285.000 hogares, a partir del trabajo directo de 33.000 empresas, es decir, el 44 por ciento de empresas industriales.

“Donde el sector bancario no podía proveer créditos apareció el Estado sustituyendo con hasta 4 puntos del producto”, afirmó el ministro al presentar los detalles de los planes de 12 cuotas. En la Argentina hay 37 millones de tarjetas de crédito activas, que realizan al año 1176 millones de transacciones e implican un consumo de 371.000 millones de pesos. El porcentaje de gasto estimado con tarjeta va desde un 35 por ciento en indumentaria y calzado hasta el 60 por ciento en bienes durables.

El 85 por ciento de las tarjetas está en poder de la población de ingresos medios y medios/bajos y su uso alcanza a todo tipo de trabajador, tanto independiente como en relación de dependencia, jubilados y pensionados. Si bien el stock de préstamos con tarjeta de crédito se mantiene con crecimiento positivo, un 34 por ciento por encima de 2013, ha mostrado una desaceleración.

“Este es un programa de fomento al consumo y a la producción de bienes y servicios, para paliar la caída que se viene registrando, en especial en el sector de los bienes durables. A esto se le suma la mala onda y a que desaparecieron las cuotas. La gente, por esa galletita que le venden (en los medios), se quedó sin comprar la heladera”, insistió Kicillof.

Según datos oficiales, esa desaceleración quedó de manifiesto con una caída del consumo del crédito intermensual: en julio tuvo una merma de -3,9 por ciento, mientras que en marzo y abril mantuvo el mismo nivel que el año anterior. Recién en agosto se logró un repunte del 3,4 por ciento, por efecto de las vacaciones de invierno.

Con este programa se protegerán 275.000 puestos de trabajo directos y otros 255.000 indirectos. Los estímulos al consumo anunciados ayer intentarán apuntalar a un conjunto de sectores que representan el 6 por ciento del PBI.

Kicillof explicó que la retracción de la demanda externa, sobre todo de Brasil, explicó gran parte del freno actual de la economía. Salvo por la Unión Europea, el resto de los destinos a los que Argentina vende sus productos tuvo resultados negativos.