ECONOMíA
› QUE QUIERE KIRCHNER ADEMAS DE PRUDENCIA FISCAL
Gasto social y obras públicas
Los gastos corrientes y de capital previstos en el proyecto de presupuesto que el Ejecutivo enviará hoy al Congreso llegan casi a los 60 mil millones de pesos, según dice el texto al que anoche tuvo acceso Página/12. La cifra está incluida en un extenso mensaje que señala “la necesidad de realizar un esfuerzo de contención de los gastos primarios”, aunque preservando “los programas de empleo y de emergencia alimentaria y sanitaria” y el objetivo paralelo de “fortalecer el plan de obras públicas”.
En tono de transición, el texto dice que el proyecto “procura obtener una situación de solvencia fiscal sustentable y posible que garantice el logro de los objetivos de la acción del gobierno y que exprese la prioridad asignada al prudente manejo de las finanzas públicas y a su empleo para garantizar el logro de una situación económica y financiera estabilizada, sobre la cual asentar un crecimiento sostenido en el futuro”.
El objetivo para el 2004 es el “uso más eficiente de los recursos” dentro de “un marco de disciplina del gasto público”.
Pese a que no hay una mención expresa del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el documento anuncia que como texto anexo se elevará al Congreso una idea de presupuesto trianual para los años 2004, 2005 y 2006. El arreglo con el FMI también es trianual.
Además de los gastos corrientes y de capital que para el ejercicio 2004 se fijan en 59.708.631.204 pesos, el cálculo de recursos de la administración queda estimado en 62.012.237.745 pesos. Los importes correspondientes a gastos figurativos para transacciones corrientes y de capital. Las contribuciones figurativas llegarán a la misma suma.
“Se definen las fuentes de financiamiento destinadas a atender el resultado financiero estimado en la suma de 2.303.606.541 pesos (superávit)”, dice un párrafo de la introducción a las disposiciones generales.
Y el siguiente establece: “Se fija en la suma de 1.924.152.500 pesos el importe correspondiente a gastos figurativos para aplicaciones financieras de la administración nacional, quedando establecido en la misma suma el financiamiento por contribuciones figurativas para aplicaciones financieras”.
El documento, que firman el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Roberto Lavagna, resume la visión del segundo sobre los últimos años de gestión económica. Rescata como elemento esencial una devaluación que no se trasladó por entero a los precios y una economía que no se disparó hacia la hiperinflación de los años ‘80. Dice el texto que el gobierno evitó medidas de shock por razones políticas. “Luego de la serie de shocks negativos del año 2001, una nueva experiencia de este tipo, aunque de signo diferente, pudo haber producido reacciones sociales desestabilizantes”, dice.
En lo que parece un balance personal de Lavagna, ésta es la historia que se cuenta:
- Entre abril y septiembre de 2002 la urgencia requirió la mayor atención. El Ministerio de Economía se preocupó por mantener abierto el sistema financiero, recapitalizarlo, asegurar el equilibrio fiscal, estabilizar el mercado cambiario y “lanzar el plan de contención social Jefas y Jefes de Hogar”.
- Una segunda etapa, entre septiembre de 2002 y marzo de 2003, incluyó según la versión oficial “la liberación del sistema financiero y opciones voluntarias a los ahorristas; equilibrio fiscal nacional y provincial; consolidación de deuda; inicio del proceso de mejora de los ingresos y rebajas focalizadas de impuestos”.
- La tercera etapa comenzó en marzo de este año. El texto de Fernández y Lavagna la define como de “cambios estructurales”. Además de la liberación total del mercado financiero incluye el rescate de las quasi monedas(bonos provinciales), el inicio de la reestructuración de deuda y la “continuación del proceso de recuperación de la masa salarial”.
Ese proceso es el que debería rematar con un aumento del Producto Bruto Interno del 5,5 por ciento para 2003. El financiamiento del desarrollo sería posible porque se habría desacelerado la fuga de capitales porque los argentinos compran menos dólares que en el período 2001-2002.
El escenario para los próximos años se define como “favorable”. El documento señala que las predicciones debieran ser aún más optimistas, pero que “se prefirió mantener este escenario moderado por motivos prudenciales”.