ECONOMíA › OPINIóN
› Por Alfredo Zaiat
La oposición del Grupo Techint a los acuerdos con China firmados por el gobierno de CFK, activada públicamente cuando filtró a la prensa un superficial informe técnico de la UIA el mismo día de la rúbrica de los convenios en Beijing, está motivada por intereses vinculados con su propio negocio y con una decisión política sobre cómo quiere que sea el manejo de la economía del país. Para los principales ejecutivos del grupo con sede en Luxemburgo no es como lo ha estado haciendo el kirchnerismo y sí como se ha comprometido gran parte de los referentes económicos de líderes de la oposición si son gobierno a partir de 2016, en su ordenado desfile en cuanto evento corporativo se presente. La movida de Techint en la UIA tomó por sorpresa a un sector de los empresarios, unos de viaje en China festejando los acuerdos y otros de vacaciones. Rápida fue la reacción de ese grupo que, si bien reconocen y respetan –en otros ámbitos se lo denominaría temor– el peso relativo del conglomerado de la familia Rocca, también tienen interés especial en los negocios que se les abren en el inmenso mercado asiático, como también con las inversiones chinas en el país.
La presidenta CFK reveló que en China se firmó, además de 22 acuerdos en el marco de una alianza estratégica integral, el financiamiento del Eximbank chino para la construcción de la represa hidroeléctrica El Tambolar, en San Juan, que es una obra que Techint realizará en un 70 por ciento. El dique El Tambolar integra junto con Los Caracoles, Punta Negra y Ullum el conjunto de obras planificado para el aprovechamiento múltiple del río San Juan. El dique permitirá generar 343 GWh de energía media anual y demandará unos 400 millones de dólares, dinero que aportará la entidad financiera china. CFK también informó, sin nombrarlo, que el representante de Techint en la UIA (Luis Betnaza) fue el responsable de difundir a la prensa el informe crítico sobre los acuerdos con China. Esto provocó su comentario fastidiada respecto de que le cuesta entender (a Techint) que cuando se va a ser beneficiario de algo (la construcción de la obra El Tambolar con financiamiento chino), al mismo tiempo, se escupa el asado. “Yo la verdad que no lo entiendo”, afirmó.
No son sólo los negocios lo que motiva al poder económico, como se puede observar con el recorrido reciente de las utilidades de la principal compañía de la familia Rocca en Argentina. Ternium Siderar, el mayor fabricante de acero en el país, contabilizó ganancias por 2107,4 millones de pesos en el balance anual de 2013, elevando el resultado neto por acción a 0,4665 cuando un año antes había sido de 0,1197. Al tercer trimestre de 2014 –en las próximas dos semanas presentará el anual–, ya había acumulado una utilidad superior a la de todo el 2013, al sumar 3077,9 millones de pesos.
La relación negocios acompañados de elevada rentabilidad con preferencia política e ideología no es tan lineal en el núcleo más consolidado del poder económico; no así en algunos –no todos– grupos empresarios emergentes de una política económica que tiene a la demanda interna como impulsora del crecimiento. Es lo que quedó de manifiesto en la disputa interna en la UIA por los acuerdos con China.
Holdings como Techint, diversificados, integrados y con expansión internacional, ganan mucho en su actividad y, por ocupar un lugar dominante en el entramado del poder económico, despliegan su acción política para influir en la orientación de las políticas del Estado. De ese modo sustentó su crecimiento a partir de un amplio menú de transferencias estatales: estatización de deuda externa, promoción industrial, medidas antidumping para proteger su producción, reembolsos a las exportaciones, privatización a precio ganga de Somisa, precios subsidiados de sus insumos (en especial, la energía), privilegio en licitaciones de obras públicas con contrataciones sobrevaluadas. Esas utilidades facilitadas por el Estado les sirvieron para invertir en su expansión internacional.
A través de Tenaris cuenta con plantas industriales en Brasil, Canadá, Colombia, Indonesia, Italia, Japón, México, Rumania y los Estados Unidos. La capacidad productiva anual del holding en el rubro tubos sin costura es de 3,7 millones de toneladas, y de 2,6 millones de toneladas de tubos con costura. En 2002, Tenaris S.A., constituida en Luxemburgo, se convierte en la empresa controlante del grupo, tras una oferta de cambio de las acciones de Siderca, Tamsa y Dalmine, y cotiza simultáneamente en las bolsas de valores de Nueva York, Milán, Buenos Aires y México. Las dos últimas operaciones internacionales fueron en 2012, cuando Tenaris y Ternium se unen al grupo de control del gigante brasileño Usiminas junto con Nippon Steel y el fondo de pensión de los empleados de Usiminas (CEU), operación que a fines de 2014 estalló en un escándalo de proporciones, con cruces judiciales entre los japoneses y ejecutivos de los Rocca por el manejo de la firma. En 2013, Tenaris anunció la construcción de su primera planta estadounidense de tubos sin costura en Bay City, condado de Matagorda, Texas, con una inversión de unos 1500 millones de dólares.
El conglomerado de los Rocca le teme a China en un mercado que tiene sobreproducción de acero por el estancamiento de las economías europeas, la débil recuperación de Estados Unidos y el menor crecimiento de Asia. El gigante asiático es el principal productor de acero en el mundo, concentrando el 49,2 por ciento del total en 2013. También es el primer consumidor mundial. En el segundo lugar se ubica muy atrás Japón como productor del 7 por ciento, seguido por Estados Unidos, con el 5,5, y luego India, con el 5,1 por ciento del acero mundial. Un reciente informe de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), donde participa activamente Ternium Siderar, advirtió sobre la expansión china en la región. Las importaciones de acero desde China hacia Latinoamérica crecieron un 56 por ciento en 2014 respecto del año anterior. En ese año, China exportó al mundo 84,8 millones de toneladas de acero laminado, y de ese volumen, 8,3 millones de toneladas llegaron a América latina. Los principales destinos latinoamericanos para el acero laminado chino fueron: Brasil (24 por ciento del total de la región), Chile (15 por ciento) y Centroamérica (14 por ciento). En el reporte se destaca que Argentina y Paraguay mantienen volúmenes de importación reducidos. El menor ingreso al mercado argentino está vinculado con el accionar del Estado aplicando medidas antidumping. Esta es la intervención estatal que Techint avala; no otra que pretenda conducir el desarrollo industrial. Según el documento de Alacero, la política china de precios a la baja de forma continua “refleja la existencia de prácticas desleales de comercio, ya que los precios del mercado doméstico de China no se han reducido en la misma proporción”.
En el encuentro de cinco ministros con la conducción de la UIA el jueves pasado, Luis Betnaza, de Techint, dijo que “los chinos van a pedir que se abra todo el comercio”. La réplica la recibió de Axel Kicillof, quien le explicó que en los acuerdos firmados con China promueven el equilibrio comercial además le recordó lo que se sabe: la estrategia de China en la región es el acceso a las fuentes de materias primas y que el mercado argentino de apenas 40 millones de habitantes les resulta poco relevante para su producción. Otro empresario comentó que, si bien este gobierno dice que protege a la industria nacional y el empleo local frente a los chinos, no es seguro que haga lo mismo otro a partir de 2016. Sonrisas irónicas recibió de los funcionarios, cuando todos los presentes en esa reunión saben que esos industriales son financistas de las campañas electorales de candidatos de la oposición. Kicillof avanzó en un análisis más global diciendo que, en ese caso, el problema no será China, sino la política económica global de apertura que castigará a toda la industria.
La oposición de Techint con respecto al acuerdo con China también tiene una vertiente política electoral doméstica. Luego de fracasar con la postulación de la candidatura a presidente de Ernesto Sanz en 2011, busca influir sobre quienes se perfilan con más chances de ser gobierno en el 2016, desgastando al de CFK para que no haya tentaciones de que alguno quiera continuar con sus lineamientos y, a la vez, para domesticar al que viene. Lo que quiere Techint, como el resto del establi-shment empresario que ha logrado reunirse en el Foro de Convergencia Empresarial, es cambiar cómo se maneja la economía desde el Estado. Esto no significa desplazar al Estado, sino terminar con lo que consideran su excesiva intervención en la economía. Uno de los casos que más les molesta es la presencia de directores estatales en sus compañías por las acciones heredadas luego de clausurar el fabuloso negocio especulativo de las AFJP. En reiteradas ocasiones el Grupo Techint le ofreció a la Anses comprarle el 26 por ciento de las acciones que el Estado tiene en Siderar, propuesta rechazada en cada oportunidad por el gobierno de CFK.
En noviembre pasado, en el encuentro de fin de año del Foro de Convergencia Empresarial, Betnaza pronunció la frase que resume la pretensión política del poder económico: “No hay discusión entre más mercado o más Estado, la agenda consensuada es más mercado”. En algunos medios fue interpretada como “más mercado y menos Estado”, que impulsó a la ministra de Industria, Débora Giorgi, a cuestionarlo, lo que obligó a Betnaza a aclarar que “cuando hablé en el Foro de Convergencia dije que la antinomia entre Estado y mercado estaba superada”, resumiendo su pensamiento en palabras del ex canciller alemán, Konrad Adenauer, quien había enunciado su política como “tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”.
Conociendo el recorrido histórico del Grupo Techint, esa definición puede ser releída como tanto Estado como sea necesario para no incomodar al poder económico, como hace el kirchnerismo cuando interviene activamente en la orientación del sendero de crecimiento. Postulado que despliegan en el terreno político participando del juego electoral con el objetivo de recuperar el Estado manejado con las manos de las sombras techinescas.
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