Dom 10.05.2015

ECONOMíA  › LOS CAMBIOS EN EL IMPUESTO BENEFICIAN A LOS SALARIOS DE TODA LA FRANJA DE INGRESOS MEDIOS Y MEDIO-ALTOS

Medida a favor, interpretaciones en contra

La modificación de las deducciones en el Impuesto a las Ganancias puso el foco en una franja de ingresos específica y le otorgó beneficios escalonados y directos. Interpretaciones forzadas que niegan los beneficios para intentar desteñir el anuncio.

› Por Raúl Dellatorre

En septiembre de 2013, la AFIP estableció que los trabajadores en relación de dependencia que en ese año habían recibido una remuneración mensual bruta y habitual (durante por lo menos seis de los ocho meses previos) superior a 25 mil pesos, no tendrían aumentos en las deducciones que pueden restar de sus ingresos para calcular el Impuesto a las Ganancias. Con la Resolución 3770 publicada esta semana, quedó claro que ese estrato de asalariados (los que entonces quedaron por arriba de la línea) seguirá al margen de la actualización de las deducciones (salvo que sus ingresos hayan caído por debajo de los 25 mil). No aumentará para ellos el mínimo no imponible, ni las deducciones por cargas de familia. Son, según el cálculo del Gobierno, algo así como el 3 por ciento del universo de los trabajadores, son los que cobran los mayores sueldos. Cualquier cálculo que se haga sobre cómo variará el impuesto para los integrantes de esa franja este año frente a un aumento de sueldos arrojará como resultado que pagarán un porcentaje mayor de sus ingresos en impuesto, indudablemente. Pero ese no es un efecto no esperado, ni tampoco disimulado, por el Gobierno. El mensaje tanto del ministro de Economía cuando anticipó la medida, como de otras autoridades que lo comentaron, fue claro: el beneficio de aumentar las deducciones será para el resto, para el 90 por ciento que no pagaban y que se les preserva la condición de no alcanzados por el impuesto (aunque sus ingresos hayan escalado, desde 2013 para acá, hasta arriba de cualquier escalón superior), y para siete de cada diez de los que sí pagaban, a los que se les reconoce un incremento variable en las deducciones permitidas, entre el 5 y el 25 por ciento. Si su salario aumenta pagarán más impuesto que antes, pero siempre, en todos los casos, menos de lo que hubieran pagado si no se les reconocía esta modificación.

El cuadro de situación se ha hecho complejo por la variedad de situaciones que se presenta. En el nuevo esquema, hay ocho niveles diferentes de deducciones dependiendo del estrato de ingresos en el que se encuentre el empleado. Y este estrato de ingresos se define no por su salario actual, sino por el que tenía en 2013, lo cual lo hace más complejo. De todos modos, y pese a la forzada interpretación en contra que hicieron algunos comentaristas, los ejemplos que dio el ministro Kicillof al anunciar la medida no faltan a la verdad. Siempre en función de los ingresos anteriores a septiembre de 2013, quienes tuvieran hasta entonces salarios brutos (antes del descuento por cargas sociales, obra social y cuota sindical) superiores a 15 mil pesos pero inferiores a 25 mil, tendrán por impacto del aumento de las deducciones, un beneficio variable que puede llegar al 5 por ciento de su salario de bolsillo.

A la luz de la letra de la Resolución 3770, puede corroborarse si los dichos del ministro que intentaron ser puestos en controversia se corresponden con la nueva realidad del Impuesto a las Ganancias, o no, haciendo un repaso de los aspectos más relevantes.

A quién alcanza la mejora en el ingreso por aplicación de la Resolución 3770. Al reconocer los mismos estratos establecidos en 2013, todos los que en ese año tenían salarios brutos inferiores a 15 mil pesos, quedaron exentos de Ganancias, pagasen o no antes de esa fecha, y cualquiera haya sido la evolución de su sueldo desde entonces, así hayan superado los 15 mil pesos e, incluso, si hubieran superado los 25 mil. Todos siguen exceptuados de Ganancias (por el Decreto 1242/13, art. 2, ratificado en esta semana).

Ejemplo: un trabajador que hasta agosto de 2013 tenía un sueldo bruto de 12 mil pesos, y este año cobra 18 mil, no paga Ganancias. Si tras las paritarias de este año pasara a un sueldo bruto de 26 mil, o incluso más, tampoco paga.

Todos los que tenían salarios brutos, antes de la misma fecha, superior a 15 mil pesos e inferior a 25 mil, se ven beneficiados con el aumento en las deducciones por segunda vez. En 2013, con un aumento del 20 por ciento (decreto 1242). Ahora, con un aumento escalonado que varía entre el 5 por ciento (para sueldos de 2013 entre 24 mil y 25 mil pesos), y el 25 por ciento (sueldos de 2013 entre 15 mil y 18 mil). Como el aumento abarca a todas las deducciones (RG 3770), alcanza a todos los trabajadores en relación de dependencia de este estrato de ingresos, tengan o no cónyuge e hijos a cargo, ya que el mínimo no imponible corresponde a todos, sin excepción.

Ejemplo: el ministro Kicillof tomó cuatro casos, el del trabajador sin cargas de familia (vale aclarar que la ley no habla de “casados” ni “solteros”, porque lo que varía es tener cónyuge a cargo que no tenga sueldo, o hijos a cargo, que sólo puede tener la madre o el padre, no los dos), con cargas, de 20 mil pesos de sueldo, y de 25 mil. Comparó cuánto pagarían de Ganancias hasta ahora y cuánto tras la modificación que está anunciando. En todos los casos da una reducción del impuesto y, consiguientemente, un incremento del salario de bolsillo entre ambas situaciones.

En qué proporción se beneficia, depende del sueldo “de arranque” para saber cuál será su nuevo nivel de deducciones: si estaba entre 15 mil y 18 mil en 2013, se beneficia con un aumento del 25 por ciento en las deducciones, ya sea que ahora cobre 20 mil o 25 mil. Si tenía, en cambio, un sueldo de 24.500 pesos en 2013, sólo tiene un aumento en las deducciones del 5 por ciento, cualquiera sea su sueldo actual, aunque esté arriba de 25 mil, en cualquier nivel que sea. En los ejemplos que dio el ministro, no se explicitaba este dato, por lo cual el cálculo de la incidencia final puede variar, en porcentaje, pero no en el signo: siempre será positiva para el trabajador.

Lógicamente, menor será el beneficio proporcional cuanto mayor sea su sueldo actual. Y más impuesto pagará cuanto mayor sea el aumento que reciba, como es obvio. El ministro no dijo ni sugirió lo contrario, como algunos parecería que interpretaron. Lo que está claro es que, entre la situación antes de la RG 3770 con la que resulta después de su aplicación, hay un beneficio variable pero siempre positivo para siete de cada diez empleados en relación de dependencia contribuyentes de Ganancias.

Dos ejemplos extremos, entre los que más y los que menos se benefician. El primero, un trabajador con sueldo bruto entre 15 mil y 18 mil pesos en 2013 y ahora en 25 mil, con dos hijos y esposa a cargo. Sin la RG 3770, el impuesto mensual ascendería a 1917,50 pesos, con las deducciones vigentes desde 2013. Con las nuevas, 25 por ciento más altas, pagará 1034,30 pesos. Sobre un salario neto de 21 mil pesos (descontando el 16 por ciento de aportes sobre los 25 mil), resulta un beneficio de bolsillo de 4,2 por ciento (883,20 pesos mensuales).

El otro es el de un trabajador sin cargas de familia que, en 2013, tenía un sueldo bruto de 24.100 pesos y ahora pasó a cobrar, supongamos, casi un 50 por ciento más, 36 mil pesos. El impuesto mensual sin la modificación de esta semana hubiera sido de 6302 pesos. Con la RG 3770, por la suba del mínimo no imponible en un 5 por ciento, pagará 6144 pesos. El beneficio es de tan sólo 158 pesos, 0,5 por ciento de su sueldo de bolsillo. Es mínimo, pero beneficio al fin y en un caso extremo, con un sueldo muy cercano al tope de 25 mil pesos en 2013 y con un aumento posterior importante.

Tomando el caso extremo de este último trabajador con el menor nivel de beneficios posible, antes del decreto 1242 (septiembre de 2013), sobre su sueldo de 24.100 pesos hubiera pagado un impuesto mensual de 3330 pesos. Es decir, un 16,5 por ciento de su salario de bolsillo, de 20.244 pesos en aquel momento. Con un aumento importante de su sueldo, es decir hoy con 36 mil pesos de salario bruto, pagará una cifra muy superior, lógicamente: 6144 pesos. Aun así, la proporción entre el impuesto y su salario de bolsillo será del 20,3 por ciento, casi cuatro puntos más alta que la que tenía dos años atrás pero aún lejos, bien lejos, del 30 o 40 por ciento que algunos comentaristas llegaron a señalar que podía llegar a tener la incidencia del impuesto sobre un trabajador de esos niveles de ingresos.

Fuente: AFIP.

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