El gobierno de Grecia debe desembolsar mañana 845 millones de dólares. El acreedor que recibirá las divisas es el Fondo Monetario Internacional que continúa exigiendo medidas de ajuste y austeridad fiscal para refinanciar los próximos vencimientos de la deuda griega con organismos multilaterales. El primer ministro, Alexis Tsipras, aseguró que no tendrán problemas para enfrentar el pago y despegar las especulaciones sobre un default. Sin embargo, el FMI, el Banco Central Europeo y la Comunidad Europea -los organismos que conforman la Troika- continúan retaceando la liberación de un crédito por 7200 millones de dólares.

“Queremos pagarle a cada acreedor. Ciertamente queremos pagarle al FMI y lo vamos a hacer”, afirmó el ministro de Finanzas helénico, Yanis Varoufakis. Las últimas conversaciones entre Grecia y sus acreedores multilaterales no lograrán destrabar el financiamiento necesario para aliviar las tensiones sobre la economía europea. Modificaciones sobre la estructura tributaria y un mayor ajuste sobre el sistema previsional son las principales exigencias de las autoridades europeas para habilitar el fondeo acordado con Grecia. La fecha límite para alcanzar un acuerdo sustenatable es a finales de junio. Hasta ahora el gobierno griego descartó la posibilidad de realizar una reestructuración de su abultada deuda externa o abandonar la zona euro para recuperar soberanía cambiaria y fiscal.

El desempleo en grecia se mantiene por encima del 25 por ciento y la cifra se duplica entre los jóvenes de 15 a 24 años. Si bien sus acreedores reclaman mayores medidas de ajuste, la semana pasada el gobierno griego anunció que volvería a contratar a los trabajadores estatales despedidos como parte de los programas de ajuste fiscal desplegados a lo largo de los últimos años. “Para alcanzar una recuperación sostenible es necesario emprender reformas sinérgicas que destraben el considerable potencial del país y permitan su desarrollo mediante la eliminación de los cuellos de botella en varios ámbitos: inversión productiva, otorgamiento de créditos, innovación, competencia, seguridad social, administración pública, poder judicial, mercado laboral, producción cultural y, por último pero no menos importante, la gobernabilidad democrática”, advirtió recientemente Varoufakis al reclamar una aproximación distinta a la crisis que afecta a Grecia y la periferia europea desde 2010.