ECONOMíA › ALDO FERRER REPASó LOS CAMBIOS EN EL PAíS Y EN LA ECONOMíA MUNDIAL
› Por Javier Lewkowicz
Aldo Ferrer repasó los cambios en la economía mundial durante las últimas décadas, las consecuencias materiales y simbólicas de la crisis financiera internacional y la reaparición del Estado nacional en el país, planteó en forma explícita la agenda de pendientes que dejan los tres gobiernos kirchneristas y reafirmó sus ideas sobre el desarrollo económico. El congreso de AEDA terminó con un aplauso cerrado por la presentación de Ferrer y en homenaje a su extensa trayectoria de coherencia y defensa del pensamiento nacional.
El profesor Ferrer empezó con las novedades de la economía global. Explicó que la emergencia de China y otros países de Asia rompió con la hegemonía de los países del Atlántico Norte. “El mundo es muy distinto del que rigió durante cinco siglos. Se ampliaron los jugadores que están en las instancias de gobierno del sistema y se debilitaron los organismos multilaterales”, indicó. En segundo lugar, mencionó que “el capitalismo financiero entró en una crisis fenomenal. Entre otras cosas, se ha quebrado la aparente racionalidad del pensamiento neoliberal. Y aparecieron otras fuentes de financiamiento, con mucha capacidad de fondeo y más flexibilidad en las reglas financieras”.
En el plano interno, describió Ferrer, “reapareció el Estado nacional, se recuperó soberanía y se configuró un comportamiento del sistema político resistente a distintas crisis. La solidez democrática excluye la posibilidad de los golpes de Estado del pasado y también el escenario es distinto respecto de la etapa posterior a la dictadura, cuando había debilidad ante golpes de mercado”.
Ferrer destacó el avance en varios frentes del kirchnerismo en estos años, aunque planteó también la agenda de los pendientes. El primer punto fue el “orden macroeconómico”. “Un proceso de transformación supone resistencias y confrontaciones como las que vivimos en estos años. Para sostenerlo se necesita solidez en el balance de pagos y orden macroeconómico”, dijo. “Vivimos en un permanente falso dilema, sobre si hay que devaluar o no. El problema real es cómo en un régimen macroeconómico sólido se establece un tipo de cambio competitivo a largo plazo”, agregó.
Luego abordó la cuestión del financiamiento externo. “Si tomamos deuda conviene que sea para resolver la restricción externa y hay que tener cuidado con los créditos de proveedores, porque eso supone un límite a la política de compre nacional.” En relación con la reciente operación del Bonar 24, Ferrer definió que “la tasa que pagamos, mayor que la de países vecinos, es una inversión en soberanía. Si vamos a Nueva York, les llevamos a los buitres una carta de disculpas, les decimos que pasen a cobrar por caja y le entregamos a Washington el Banco Central y el Ministerio de Economía, vamos a tener plata abundante, pero el costo en ese caso sería infinito”.
Un capítulo especial se llevó la industrialización. El economista definió que “nuestra política fue intentar producir internamente lo que importamos. Pero la oferta cambia todo el tiempo, necesitamos sustituir el futuro, no alcanza con el pasado”. “El modelo de sustitución basado en las filiales no va más, si no tenemos una empresa de capital propio va a ser muy difícil cerrar la brecha tecnológica. Por eso creo que nos hace falta más audacia en la política industrial. No alcanza con crear condiciones en el mercado interno. Sin un proceso simultáneo de transformación industrial vamos a seguir eternamente con el problema de la restricción externa”, agregó, y puso el ejemplo del sector automotor y la electrónica, ambos con fuerte déficit externo. Ferrer consideró necesario “argentinizar la economía argentina, porque la inversión extranjera puede cumplir un papel muy importante, pero no puede asumir el liderazgo. Las filiales no son innovadoras, eso lo hacen las firmas en sus casas matrices”.
Frente a la coyuntura, Ferrer sugirió “armar un programa no de ajuste, pero sí de ordenamiento, como condición necesaria de la transformación”. “Otra pregunta que debemos hacernos es cómo estimulamos la economía. Porque como antes no era todo viento de cola, ahora que los vientos son de otra manera no se los puede considerar la causa determinante de todos los acontecimientos. Y en este contexto de alta inflación y restricción externa tenemos un límite a la expansión de la demanda y a la capacidad de la política expansiva, que es distinta de lo que era algunos años atrás. Tenemos que ver cómo enfrentamos esos temas”, desafió. “En los últimos años hemos respondido a los cambios globales mucho mejor que en etapas anteriores. Hemos fortalecido las instituciones y la democracia ha resistido desafíos severos. Estamos mejor posicionados que en ningún otro momento de la historia contemporánea”, cerró Ferrer.
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