El Gobierno detectó una potencialidad de sustitución de importaciones en el sector automotor de 421 millones de dólares para 2015. Ese análisis se desprende de las mesas de integración coordinadas por el Ministerio de Industria y de Economía, en las cuales se relevaron 30 empresas que emplean a 6300 trabajadores en condiciones proveer 806 componentes a las terminales. “Esta segunda etapa de reindustrialización requiere el mayor esfuerzo para articular ciencia, tecnología e innovación con estándares mundiales de calidad”, señaló la titular de Industria, Débora Giorgi.

El sector automotor es una de las principales fuentes de pérdida de divisas: a medida que la producción local crece, también lo hace la importación de partes y piezas. Eso es fruto de la desarticulación del tejido industrial herencia del neoliberalismo, pero también de las características de un sector que actúa bajo una lógica global de negocios. Los autos generaron en 2013 una sangría de más de 8 mil millones de dólares y de 6500 millones en 2014. El Gobierno en estos años estimuló la producción de vehículos y la localización de partes en el país, aunque la falta de jugadores importantes en rubros sensibles, como por ejemplo motores, hace que el amperímetro de las importaciones casi no se mueva. Tampoco los autopartistas pudieron hasta ahora consolidar una posición exportadora que permita equilibrar el resultado comercial.

Desde el año pasado, el Gobierno sistematizó las tareas de acompañamiento al sector privado para la sustitución de piezas. Según datos oficiales, la mesa de integración automotriz, que reúne a autopartistas y a las terminales, permitió localizar partes y piezas por casi 217 millones de dólares en 2014. Este año la cartera industrial desarrolló una encuesta nacional a más de cien autopartistas “para tener un mapa de la potencialidad de cada una de proveer a las automotrices”.

Giorgi ayer informó, junto al secretario de Comercio, Augusto Costa, que para 2015 el potencial de nacionalización de partes es de 421 millones de dólares. No es que se vaya a sustituir importaciones por ese monto, porque es probable que en algunos casos aparezcan inconvenientes de competitividad o de validación. Ese potencial consiste en 806 componentes que fabrican 30 empresas en siete provincias, que emplean en total a 6300 trabajadores. Se trata de piezas fundidas como campana y disco de freno, volante motor, brazo de suspensión y caja de velocidad; piezas estampadas, como refuerzos de chasis y carrocería; piezas forjadas, como engranajes de cajas de velocidad y cardanes; y amortiguadores, componentes eléctricos, pastillas de freno y conjuntos de embrague.

“Es una iniciativa muy positiva, la estamos acompañando para que más empresas proveedoras se sumen a este programa de localización. Es un desafío muy importante porque hay cuestiones estructurales que hay que revertir que vienen larga data, pero esto marca un punto de inflexión”, señaló Juan Cantarella, de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), entidad que nuclea a los autopartistas.

Los especialistas del sector advierten que los problemas de integración tienen varios ribetes: hay componentes que no se fabrican en el país, otros que sí, pero faltan condiciones comerciales por parte de las terminales, y otros casos en donde lo único que se necesita es aceitar los circuitos de aprobación por parte de las terminales. De cualquier modo, el avance en este tema requiere de muchos años de constancia de promoción. Con la idea de consolidar el apoyo al sector, el Gobierno trabaja en una ley de desarrollo del autopartismo.