ECONOMíA › KICILLOF Y TIMERMAN NEGOCIAN CON BRASIL
El ministro de Economía, Axel Kicillof, y el canciller, Héctor Timerman, recibieron ayer al ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, y al titular de la cartera industrial, Armando Monteiro, en un encuentro en donde trabajaron sobre el acuerdo comercial Mercosur-Unión Europea y la prórroga de la política automotriz del bloque. Un capítulo especial del encuentro se lo llevó el análisis de la situación económica de Brasil, primera economía de la región, que cayó en el primer trimestre 1,6 por ciento en la comparación interanual y 0,2 en la medida trimestral.
En la agenda bilateral está presente desde hace años la negociación por el acuerdo de liberalización comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Es una política que defiende Brasil, en su visión liberal del comercio y atento a sus mayores capacidades para soportar la competencia industrial del Viejo Continente. De cara a la cumbre Celac-UE que se llevará a cabo la segunda semana de junio en Bruselas, Timerman ayer indicó que ambos países trabajan “en una oferta común para el acuerdo con la UE, que potencie los beneficios tanto para la Argentina como para Brasil”. La lógica es que el Mercosur reduzca el peso de los aranceles en bienes industriales y los europeos hagan lo propio con los productos del sector agrícola. El entendimiento no es fácil para ninguno de los dos.
Otro punto de la relación con Brasil es el sector automotor. Más allá de la complicada situación en términos de producción y ventas, la política automotriz del Mercosur, que define las reglas arancelarias del sector, vence a fines de junio. La intención argentina era modificar las pautas del convenio para que se regule el desequilibro comercial desagregado por autos y autopartes, y pedir la incorporación de los autos nacionales en el plan de estímulos de Brasil Innova Auto. Sin embargo, lo más probable por ahora es que el statu quo se prorrogue un año más.
En conferencia de prensa a la salida de la reunión, Kicillof dijo que “hemos acordado un cronograma intenso de reuniones, la agenda es muy nutrida y los avances son sustanciales. Con Brasil siempre hubo más entendimiento que diferencias”. En tanto, Vieira planteó que la reunión “sirvió para profundizar nuestros entendimientos bilaterales”.
El encuentro de ayer entre los funcionarios de ambos países fue una continuación del que tuvo lugar a comienzos de mes en Brasilia. En esa oportunidad (y ayer también) parte del convite se dedicó al análisis de la situación económica de los dos países. Los funcionarios brasileños mostraron preocupación porque las perspectivas a corto plazo de su país no son buenas. Con suerte, Brasil volvería a crecer en 2016.
Ayer se conoció una nueva caída en la economía brasileña en el primer trimestre, de 0,2 por ciento frente a los últimos tres meses de 2014. Ese resultado estuvo motivado por la contracción de la actividad industrial en un 0,3 por ciento y del sector servicios, con una reducción del 0,7 por ciento. En cambio, la actividad agropecuaria creció un 4,7 por ciento, por los buenos rindes de la cosecha. En cuanto a la demanda, el consumo de las familias bajó 1,5 por ciento, la mayor reducción desde 2008. La inversión del sector privado completó siete trimestres consecutivos a la baja y se situó en el 19,7 por ciento del producto bruto interno, frente al 20,3 por ciento que representaba en el mismo período del año anterior.
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