El primer trimestre arrojó un déficit comercial del sector autopartista de 1530 millones de dólares. Ese valor es un 9 por ciento inferior al rojo del año pasado registrado durante el mismo período, aunque con un nivel de producción local 16 por ciento menor. Las exportaciones de autopartes bajaron un 22 por ciento y las importaciones, un 12 por ciento. Los datos corresponden al último informe trimestral de AFAC, entidad que reúne a los autopartistas. El Gobierno coordina desde hace un tiempo la relación entre los autopartistas y las terminales, con un horizonte de cierta mejora en la participación nacional que sin embargo está limitado por una serie de razones, entre las cuales se destaca el esquema de integración con Brasil, la escasa presencia de proveedores globales en el país y la falta de una ley de promoción del sector autopartista. Además de los datos locales, Página/12 analiza las características del sector en México y Brasil.

El déficit del sector automotor es uno de los principales baches comerciales de la industria local, junto a la electrónica y al sector químico. Los datos muestran la típica situación de industrialización a medias. Entre 2004 y 2014 la producción de vehículos creció 2,7 veces, de 260.402 hasta 617.329 unidades. Al mismo tiempo, el déficit de autopartes avanzó 5,2 veces, de 1274 a 6645 millones de dólares. Los dos picos históricos se dieron en 2011 y 2013, con alrededor de 800 mil autos fabricados y un desbalance comercial de 8 mil millones de dólares. Es por esta característica que el Gobierno, a la hora de pensar alguna política estímulo a las ventas de autos, encuentra como contradicción que si se patentan más vehículos se resiente la balanza comercial.

Las exportaciones de autopartes pasaron de 1191 millones de dólares en 2003 a 2265 millones en 2007. De allí en más fluctuaron en ese nivel, con un registro de 2185 millones el año pasado. El estancamiento tiene que ver con el escenario de crisis internacional pero también con la limitada presencia de los autopartistas globales en el país, las políticas corporativas de las terminales automotrices y la falta de una política industrial contundente de estímulo. La tarea de todos modos es muy compleja. Brasil, de hecho, redujo sus exportaciones de autopartes en el mismo período de 9,1 a 8,6 mil millones de dólares. En el primer trimestre de 2015 Argentina exportó 426 millones de dólares de autopartes, de los cuales el 60 por ciento se dirigió a Brasil. El 40 por ciento de las piezas vendidas al exterior fueron del sistema de transmisión.

En cambio, las importaciones de autopartes registraron mucho dinamismo en la última década. Pasaron de 1740 millones en 2003 a 8830 millones de dólares en 2014. En el primer trimestre fueron 1956 millones, de los cuales el 37 por ciento provino de Brasil, seguido de China (9,8 por ciento), Alemania (9,2) y Estados Unidos (7,1). La mitad de las piezas importadas corresponden al sistema de transmisión, motor y eléctrico.

Para evaluar las posibilidades locales en el sector es importante tener en cuenta la escala. En términos de producción, Argentina se ubicó el año pasado en el puesto 21 a nivel mundial. Los únicos países latinoamericanos en ese ranking son México (sexto puesto) y Brasil (séptimo). En la lista de los diez países más exportadores e importadores sólo México representa a la región, como cuarto exportador y noveno importador, y además es el sexto productor de autopartes, segmento en el que exporta casi cuatro veces más que Brasil e India juntos y que es proveedor líder a EE.UU. El dato más contundente es que el bloque automotor (autos más autopartes) es uno de los principales sectores generadores de divisas de esa economía.

En Brasil, con una escala muy superior a la nacional, la situación del sector en términos de la balanza comercial se deterioró en los últimos años. En autos terminados, el superávit que rigió hasta 2009 se transformó en un déficit. En autopartes el rojo llegó a los 9 mil millones de dólares en 2014, el doble de la marca de 2011, a partir de una caída de las exportaciones y una suba de las importaciones. En paralelo, desde ese momento la producción de autos cayó un 8 por ciento.