ECONOMíA › GONELLA VIAJó A FRANCIA PARA ACELERAR LA CAUSA CONTRA BNP PARIBAS
El titular de la Procelac se reunió con seis autoridades del Estado francés a fin de acelerar la causa abierta en la Argentina contra unos 20 ejecutivos y empleados del banco BNP Paribas, que entre 2000 y 2008 lavaron unos mil millones de dólares.
› Por Eduardo Febbro
Página/12 En Francia
Desde París
Hasta un buen diputado y un buen demócrata mira hacia otro lado cuando le demuestran que el banco de la democracia que él representa ayudó a evadir en otro país unos mil millones de dólares violando todas las leyes existentes. Otros buenos diputados demócratas reconocen las fallas del sistema, la alta dirigencia bancaria remite el caso al marco de la Unión Europea mientras que los fiscales de los polos de investigación financiera hacen cuanto pueden para cooperar y empujar la información hacia la luz. Ese es el sendero por el que tuvo que recorrer en París el fiscal general a cargo de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), Carlos Gonella, quien viajó a Francia para encontrarse con seis autoridades del Estado francés a fin de acelerar la causa abierta en la Argentina contra unos 20 ejecutivos y empleados del banco francés BNP Paribas que, entre 2000 y 2008, lavaron unos mil millones de dólares.
Entre otras personalidades, Carlos Gonella se encontró con senadores miembros de la Comisión de Finanzas, responsables del Tracfin (la brigada que investiga los circuitos financieros clandestinos), la encargada de la Fiscalía Nacional Financiera (PNF), Eliane Houlette, y el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer. La Fiscalía Nacional Financiera fue especialmente creada por el gobierno socialista del presidente François Hollande para combatir con más eficacia la evasión fiscal, la corrupción y la manipulación de los mercados. Todo, en suma, lo que implica las estafas financieras realizadas por los bancos mundiales en la Argentina. El caso que trajo al fiscal a Francia atañe al banco BNP Paribas, cuyo ex director general delegado, François Villeroy de Galhau, aparece como el nombre más citado para reemplazar al actuar gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, cuyo mandato vence en noviembre.
Gonella encontró en París un eco positivo a sus demandas, tanto más cuanto que Francia choca también con muchas trabas para llevar adelante las investigaciones y las condenas por delitos financieros. En una entrevista publicada por el diario económico Les Echos en mayo de este año, la fiscal nacional financiera, Eliane Houlette, reconocía las dificultades y las demoras que acarrea este tipo de investigación: “La Justicia económica y financiera es un poco desequilibrada en Francia porque dura mucho tiempo”. En lo que toca a la Argentina, el BNP Paribas, mediante una estructura oculta, logró sacar del país unos mil millones de dólares. Hay en total 22 causas abiertas, de las cuales 12 afectan a funcionarios públicos y otros casos a personal del BNP Paribas, de Francia y la Argentina, y a particulares involucrados en la evasión tributaria. La misión de Gonella consistió en obtener colaboración con el objetivo de identificar a titulares de cuentas que se servían de las estructuras clandestinas diseñadas en la argentina por el banco BNP Paribas.
En esta entrevista con el titular de la Procelac, Carlos Gonella explica los resultados de su misión.
–¿El caso BNP Paribas es un nuevo emblema que se puede sumar a los ya conocidos el HSBC, el Crédit Suisse y JP Morgan?
–Los bancos globales financieros identifican lugares vulnerables y por eso utilizan este tipo de prácticas que facilitan la fuga de divisas. En la Argentina, la fuga de divisas es un fenómeno muy pernicioso porque estamos hablando de un flujo de dinero que oscila entre 150 mil y 270 mil millones de dólares. Se trata de riqueza argentina que salió del país violando toda la legislación y fue a parar a paraísos fiscales. El Estado se ve privado de ese dinero y esto representa un gran daño en términos económicos y sociales.
–Los bancos globales que facilitan la evasión tienen una mecánica muy desarrollada.
–Sí. Esos grandes bancos operan así: identifican la riqueza y ofrecen sacar el dinero del país y depositarlo en paraísos fiscales. Tenemos entonces un asesoramiento financiero altamente profesionalizado. El BNP es uno de los casos que estamos investigando. Está el HSBC, el JP Morgan. Todos operan con la misma lógica. Hervé Falciani, el ex informático del HSBC que facilitó tanta información sobre la evasión fiscal, dejó muy claro que la máxima rentabilidad que estos bancos obtienen no proviene de los depósitos bancarios o los intereses que cobran, sino de las comisiones que cobran a partir de las transferencias ilícitas que organizan. Yo voy a asumir aquí el riesgo de trasmitir una idea pesimista para decir que no vamos a terminar con este tipo de fenómenos. Estas prácticas son substanciales al capitalismo. Lo que sí podemos hacer es regular, controlar y mitigar las consecuencias negativas de estas prácticas.
–¿Su viaje a Francia tiene que ver precisamente con esos intentos de regular y castigar a los culpables?
–Efectivamente. Se trata del BNP, que es un banco con capitales públicos y privados que opera en la Argentina desde fines de la dictadura. El BNP se instaló bajo el control del Banco Central y en 1995 se le detectó una primera maniobra de fuga de capitales. Lamentablemente, en ese momento la justicia no estuvo a la altura de las circunstancias. Pero luego, en 2008, a raíz de un fraude contra la administración pública, o sea la búsqueda de fondos que una persona habría sacado por intermedio del BNP, se llegó al piso 25 del edificio que el banco ocupa en la calle Alem 855. Allí descubrimos que en ese piso 25 se ofrecía un servicio de banca privada internacional que operaba al margen del control de las autoridades argentinas. El piso y el servicio no habían sido comunicados al Banco Central, con lo cual se violaba la normativa de la ley de entidades financieras. En ese piso 25 había un staff profesional que se dedicada a identificar clientes argentinos a quienes se les ofrecía el servicio para sacar el dinero, así como las gestiones de esa cartera de activos una vez que estuviesen depositados en sucursales del mismo banco situadas en paraísos fiscales –las Bahamas, las Islas Vírgenes británicas, Luxemburgo o Suiza–. Todo eso se pudo descubrir a partir de los elementos de prueba que se encontraron: muchos correos electrónicos que detallaban los servicios ofrecidos, que además comprendían el ocultamiento y el anonimato de los inversores. También se halló documentación que acredita este modus operandi cuyo objetivo era encontrar clientes, sacar el dinero a través de sociedades fantasma y luego transferirlo a subsidiarias del banco.
–¿Obtuvo respuestas?
–Nos reunimos con diferentes personas públicas. Nuestro objetivo era obtener el compromiso del Estado francés para fortificar los lazos de cooperación con el fin de obtener respuestas, no sólo en este caso particular sino, también, para mitigar las consecuencias de este tipo de fenómenos. Hemos encontrado muy buenas respuestas, sobre todo de los fiscales y del presidente de la unidad de información financiera. El Ministerio francés de Justicia colaboró dándonos todas las posibilidades para que se concretara esta audiencia. Ese es el mensaje: hay dos Estados que cuentan con políticas para combatir la fuga de capitales.
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