ECONOMíA › LOS PRESIDENTES ADVIRTIERON SOBRE LOS RIESGOS QUE IMPLICAN LOS HOLDOUTS PARA LOS PROCESOS DE REESTRUCTURACIóN
El comunicado final remarcó la necesidad de implementar tareas conjuntas para impedir que pongan en jaque al sistema financiero y se instó al FMI a explorar vías de mercado para incorporar cláusulas de acción colectiva al stock pendiente de deuda internacional.
El riesgo sistémico que representa el accionar de los fondos buitre sobre los procesos de reestructuración de deuda soberana fue nuevamente incluido como problema en la agenda de los países que integran el G20. En su declaración final, que se difunde luego de la cumbre de jefes de Estado de ese cónclave, se destaca la necesidad de implementar tareas conjuntas a escala global para impedir que los holdouts pongan en jaque al sistema financiero y se insta al Fondo Monetario Internacional a promover el uso de cláusulas de acción colectiva y a explorar vías de mercado para incorporarlas al stock pendiente de deuda soberana internacional. “La amenaza de los fondos buitre aún sigue vigente. Necesitamos reglas claras en la nueva arquitectura financiera internacional, un nuevo marco jurídico con principios sanos y transparentes”, sostuvo ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof, en el plenario que dio inicio a la segunda jornada de la cumbre del G-20, que se desarrolló hasta ayer en la ciudad turca de Antalya.
La cruzada argentina contra los buitres logró instalarse ya como uno de los temas clave en la agenda de las principales potencias económicas, pese a que algunos países desarrollados prefieran mantener el status quo. El pasado 10 de septiembre se aprobaron por amplia mayoría un conjunto de principios impulsados por el equipo económico y diplomático en Naciones Unidas, que se basa en restringir el margen de maniobra para los fondos buitre, legitimar el derecho de los países para encarar reestructuraciones de deuda que permitan volver a crecer y seguir pagando sus obligaciones y garantizar que los inversores de buena fe no se vean afectados por litigios especulativos. El G-77 más China respaldó la propuesta con 135 votos a favor, 42 abstenciones y 6 negativos (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Israel y Canadá).
“Damos la bienvenida al progreso alcanzado en la implementación de cláusulas de acción colectiva y pari passu fortalecidas en los contratos internacionales de bonos soberanos, los cuales contribuirán al orden y la predictibilidad de los procesos de reestructuración de deuda soberana. Pedimos al FMI, en consulta con otras partes, que continúe promoviendo el uso de dichas cláusulas y que continúe explorando vías de mercado para acelerar su incorporación al stock de deuda soberana internacional pendiente”, dice el punto 18 de la Declaración de la 10º Cumbre de jefes de Estado del G-20.
“Los países en su conjunto están más endeudados que antes de la crisis y la escandalosa interpretación de la Justicia estadounidense en la sentencia del caso argentino demuestra que el problema es aun más grave y que la amenaza de los fondos buitre aún sigue vigente”, afirmó el ministro de Economía argentino. El funcionario instó a no hacerse los distraídos. “No puede ser que cualquier empresa privada tenga mejores condiciones para reestructurar sus deudas que una nación soberana”, aseguró ante la presencia de los líderes de las veinte economías más grandes del mundo en El titular del Palacio de Hacienda afirmó que “en base al caso argentino se modificaron para siempre los contratos de deuda y el enfoque que se tenía hasta hace poco”. “Los ataques de buitres no atañen sólo a países en vías de desarrollo sino también a los países desarrollados”, dijo el funcionario.
En el documento del G-20 se reconocieron las iniciativas existentes dirigidas a mejorar las prácticas de financiamiento sustentables, entre las que se mencionan que las reestructuraciones de deudas soberanas deben ser oportunas, sistemáticas, eficaces, justas y negociadas de buena fe. El ministro advirtió que “en el marco de una crisis mundial persistente cuyas consecuencias aún se observan, el problema de la deuda permanece y la arquitectura financiera internacional necesita cambios urgentes”. “Los cambios en las cláusulas contractuales y el fortalecimiento en las cláusulas de acción colectiva son pasos importantes, pero no solucionan el problema estructural que estas cláusulas aún tienen en la deuda ya emitida. Esa amenaza permanece latente”, concluyó. Todavía quedan 900 mil millones de dólares en deuda con las cláusulas viejas que permitieron los abusos buitres.
En sus respectivas intervenciones, los presidentes de las naciones participantes expresaron su preocupación por la reestructuración de deudas soberanas y la necesidad de seguir trabajando para encontrar una solución satisfactoria. Kicillof participó luego de un almuerzo de trabajo en el cual se abordaron temas comerciales y energéticos, se delineó la adopción del Comunicado y el Plan de Acción de Antalya y se presentó a China como la sede de la onceava cumbre a realizarse el año próximo. La agenda del ministro Kicillof continuó con reuniones bilaterales con su par de Finanzas de la Federación rusa, Anton Seluyánov, y de Francia, Manuel Valls, en las que también participaron el titular de la cartera de Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Relaciones Económicas de Cancillería, Carlos Bianco.
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