Hilda González de Duhalde decidió que es tiempo de tomar un rol activo en la negociación con el FMI, ahora que quedó claro que su esposo y el ministro de Economía no consiguieron nada ante el esquivo Anoop Singh. Chiche anticipó que planea encabezar una misión “de carácter humanitario” a Washington para solicitar a las autoridades del FMI que apuren una decisión de ayuda a la Argentina. “Necesitamos que nos comprendan”, rogó la primera dama, “a tal punto que posiblemente estemos encabezando en un tiempo cercano una misión no económica, no para hablar en términos económicos, sino en términos humanos, de la necesidad que tenemos los argentinos de que nos ayuden”, reveló. La utilización de la primera persona del plural deja abierta la pregunta sobre quién integrará la delegación imaginada por Chiche.
Las declaraciones de la esposa del Presidente, sumadas a las del propio Duhalde, a las que hizo Remes Lenicov y a las de Horst Koehler, director gerente del Fondo que habló sobre Argentina desde Viena, compusieron ayer un collage un tanto delirante. Mientras Chiche hacía su dramática apelación al corazón de los tecnócratas de Washington al mejor estilo Juan Carlos Pugliese (ex ministro de Economía de Alfonsín), su esposo intentaba bajarle los decibeles a la angustia. “Cuando estamos en una turbulencia tan grande, los tiempos nos parecen largos”, reflexionó, y luego justificó que “objetivamente no es tanto tiempo” el que se está tomando el Fondo para resolver sobre la situación argentina.
A principios de esta semana, Duhalde aseguró que el Gobierno alcanzaría un acuerdo con el FMI en el transcurso de los próximos 30 días. Ayer recalculó los plazos. “Creo que a fin de abril estará el acuerdo con los organismos internacionales”, arriesgó, ya no tan seguro. Lo cierto es que pese a los insistentes reclamos de Duhalde y Remes a Singh para que acelere los pasos hacia un acuerdo, el economista indio se mantuvo firme en que todavía hay mucho que negociar. Y manifestó que de haber acuerdo, éste se firmaría entre fines de mayo y junio.
La dureza que exhibió Singh fue repetida por el portavoz del Fondo, Thomas Dawson, al declarar que “es más importante conseguir aclarar las políticas monetarias y económicas en Argentina que apurarse para llegar a firmar un acuerdo”. Con semejante mensaje, a Duhalde no que le quedó más remedio que cambiar de posición y hablar de que “objetivamente no es tanto tiempo” el que lleva la negociación. Koehler tampoco dio lugar a que el Gobierno se ilusione con un final rápido a este proceso. “No hay dudas de que la entidad quiere ayudar a la Argentina, ese es nuestro objetivo”, afirmó el número uno del Fondo, pero acto seguido sostuvo que “primero el país debe mostrar voluntad para ayudarse a sí mismo”.
“El FMI ofreció al Gobierno y al presidente Duhalde cooperación desde el principio, y el Gobierno decidió recibir a la misión del FMI recién la última semana”, indicó Koehler. No es eso lo que dicen en Economía. Una alta fuente de esa cartera confió a Página/12 que Remes Lenicov se sintió traicionado por el organismo de crédito, ya que había llegado a un preacuerdo con Claudio Loser y Tomás Raichman, habituales enviados del Fondo a la Argentina, por el cual se garantizaba la ayuda financiera una vez que el gobierno cumpliera con la flotación cambiaria, el acuerdo con los gobernadores y la sanción del presupuesto.
Koehler ratificó que “el jefe de la misión (Anoop Singh) retornará a Washington el fin de semana para informar a la dirección (del organismo), y nos sentaremos a discutir los pasos siguientes”. Por ahora, el director gerente redobló la presión por un mayor ajuste fiscal en las provincias o al menos para que aumenten la recaudación. “La relación fiscal entre la Nación y las provincias debe comenzar de nuevo”, reclamó Koehler. Por fin, interpretó que “hay un nexo entre la crisis social, económica y moral que hace la situación tan compleja”.
Remes pareció sintonizar mejor con Koehler que con Chiche Duhalde, ya que opinó que “la crisis es responsabilidad de los propios argentinos”.