ECONOMíA › OPINION
› Por Pablo López *
El miércoles pasado se llevó adelante la licitación del Bonar 2020. Este bono, denominado en dólares y pagadero en la misma moneda, se ofreció en dos modalidades: por un lado, la licitación lisa y llana con la particularidad que se aceptaban pesos a cambio del bono; y por otro lado, en canje por el Bonar X con vencimiento en 2017. Para estas dos operaciones se anunció que se emitirían hasta 1000 millones de dólares, aunque podía ampliarse hasta 5000 millones, números que expresan las expectativas que poseían las autoridades del Ministerio de Hacienda y Finanzas respecto de la transacción. El resultado, sin embargo, distó mucho de estas expectativas: solo canjearon cerca de 440 millones de dólares por el Bonar X y quedó desierta la licitación, como muestra del poco interés que despertó en los inversores.
Resulta interesante repasar una operación similar que en diciembre de 2014 llevó adelante la gestión del Ministerio de Economía del gobierno de Cristina Fernández. En esa oportunidad, se ofreció el Bonar 2024, un bono denominado y pagadero en dólares, que se colocaría a cambio dólares, y/o en canje por el Boden 15. Además, en un contexto de fuerte especulación respecto de la capacidad de pago de nuestro país, se ofreció también el pago anticipado en dólares, del Boden 15 cuyo vencimiento se produciría en octubre de 2015.
El resultado de dicha operación fue el rescate anticipado de 180 millones de dólares del Boden 15, el canje de cerca de 400 millones de dólares de dicho bono por el Bonar 24 y la colocación de nueva deuda por 285 millones de dólares por la emisión de Bonar 24. En definitiva se lograron retirar del mercado cerca de 600 millones de dólares del Boden 15 y se despejó toda duda respecto de la capacidad y voluntad de pago del gobierno argentino, al mismo tiempo que se obtuvieron cerca de 300 millones de dólares de fondos frescos para financiamiento del Tesoro en dólares.
Esto ocurría en la peor semana financiera internacional de 2014, signada por la fuerte caída del precio del petróleo, el derrumbe de las bolsas y la salida estrepitosa de capitales de los países emergentes, fenómenos que se desataron entre el anuncio de la transacción y su efectiva realización.
En dicha oportunidad, la prensa local tildó a la operación de rotundo fracaso, a pesar que se había cumplido el objetivo central que fue cortar de raíz cualquier especulación respecto del pago del Boden 15 que se realizaría el año siguiente, lo que permitió transitar el 2015 con una volatilidad significativamente menor que la esperada e incluso que la que sufrieron otros países emergentes, aun ante el escenario electoral doméstico. Los medios concentrados de comunicación no dudaron, sin embargo, en atribuir el supuesto fracaso al mal diseño de la transacción y a la falta de experiencia de las autoridades del Ministerio de Economía.
El miércoles pasado, las nuevas autoridades del Ministerio de Hacienda y Finanzas, señalados por la prensa local e internacional como expertos en finanzas, llegando incluso a utilizar expresiones como “Dream Team de los mercados financieros”, obtuvieron un resultado en la transacción propuesta por demás llamativo, a juzgar por dichos supuestos pergaminos. Lograron canjear menos de 450 millones de dólares del Bonar X, mientras que dejaron desierta la colocación del Bonar 2020 que se ofrecía a cambio de pesos. Es decir, no lograron obtener ni un peso de nuevo financiamiento, aún ofreciendo un título en dólares, y canjearon solo el 6 por ciento del total del Bonar X en circulación que supera los 7000 millones de dólares.
Por supuesto, los medios dominantes no tardaron en atribuir el resultado a la volatilidad en los mercados financieros internacionales, que existe por estos días. Pero poco se dice respecto del momento elegido para la emisión por parte del gobierno de Macri y mucho menos se habla de falta de experiencia o idoneidad del equipo económico. Tampoco lo hicieron cuando a finales de diciembre pasado emitieron 1000 millones de dólares de otro bono en dólares (Bonar 2016), obteniendo a cambio pesos, mientras que habían anunciado la emisión por 5000 millones de dólares. Parecería que la supuesta confianza que transmite la nueva gestión económica por la sola portación de apellidos o por su pasado en grandes bancos internacionales, no alcanzó aún para seducir a los mercados, a pesar de lo que nos hicieron creer durante todos los meses de campaña tanto la prensa especializada como los expertos en las sofisticadas artes de las finanzas.
Pero lo que resulta más llamativo son las escasas menciones a las intenciones del Gobierno de endeudarse en dólares y obtener a cambio pesos, gestión que resulta absolutamente desaconsejable para cualquier unidad económica. El Tesoro recauda principalmente en pesos y el Banco Central emite pesos, por lo que contraer deuda en dólares sin que como contrapartida ingresen dólares parece una ecuación con escasos beneficios para el país.
Como temía Gardel en su tango “Volver”, nos enfrentamos al encuentro con el pasado que vuelve. Pero que nadie se sorprenda, Cambiemos sigue honrando sus promesas de campaña.
* Ex secretario de Finanzas de la Nación.
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