ECONOMíA
› LA LUCHA ANTITERRORISTA Y LA VUELTA DEL PROTECCIONISMO
Bush decidió cerrar la puerta
El secretario de Agricultura confirmó que la ley contra el bioterrorismo que aplicará Estados Unidos a partir de mañana provocaría una caída de las exportaciones de alimentos del 16 por ciento.
El secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Miguel Campos, confirmó ayer que, como anticipó Página/12, la ley contra el bioterrorismo que se aplicará en Estados Unidos a partir de mañana tendrá un fuerte impacto sobre las exportaciones argentinas. Según el funcionario, la medida, que impone barreras paraarancelarias a las importaciones de agroalimentos, “determinará una reducción del 16 por ciento de las grandes empresas que exportan a ese mercado y se estima que a nivel de las pequeñas y medianas empresas el impacto será mayor”. Pero no todo son malas noticias para los productores locales. La Unión Europea anunciará la semana próxima la prórroga hasta el 2005 la política de rebajas arancelarias, lo cual beneficiará a los exportadores argentinos.
En octubre pasado, el Congreso norteamericano aprobó la llamada ley contra el bioterrorismo, que en términos prácticos entrará en vigencia mañana. En teoría, la norma tiene por objetivo evitar un ataque terrorista contra los ciudadanos norteamericanos a través de comida contaminada. Pero en los hechos, con esa excusa, puede cerrar la puerta a buena parte de las importaciones agroalimentarias, que deberán enfrentar una nueva maraña de trabas burocráticas.
Desde mañana, todos los exportadores hacia Estados Unidos deberán estar registrados ante la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). En la inscripción deberán informar datos sobre la empresa, dueños y marcas comerciales, entre otros puntos, y quienes no estén anotados no podrán vender sus productos al mayor importador mundial.
Pero el principal requisito de la ley es contar con un representante con residencia permanente en Estados Unidos, tarea que podrán desempeñar personas física, estudios de abogados o los propios agentes importadores. Para la FDA el agente será la cara del exportador en el país y a él le transmitirán toda la información y reglamentaciones que determine Washington. Algunos estudios en Estados Unidos ofrecen este servicio con precios que rondan entre 1000 y 2000 dólares al año. Más allá del precio, hay quienes temen que, a caballo de la paranoia que domina a Washington, el mecanismo se transforme en una nueva barrera a las importaciones.
Así también lo interpretó ayer el propio secretario de Agricultura. “En varias oportunidades he dejado en claro que Estados Unidos tiene que defenderse del bioterrorismo, aunque destacamos que esta iniciativa puede convertirse en barreras paraarancelarias. Esto va a complicar los flujos comerciales”, explicó Miguel Campos, durante una conferencia de prensa. Y agregó: “Según informes elaborado por el mismo gobierno estadounidense, el número de empresas grandes que venden sus productos a Estados Unidos se reducirá en un 16 por ciento; sin embargo, habrá que ver qué impacto tendrá en las empresas más chicas, donde seguramente será mayor”.
El funcionario adelantó, además, que “este y otros temas van a ser tratados” en una ronda de encuentros que mantendrá entre el martes y jueves de la próxima semana en Washington con Anne Veneman, actual secretaria de Agricultura de la administración Bush.
Esta “nueva medida de seguridad comercial” se suma a otras adoptadas recientemente por Washington, como la Iniciativa de Seguridad en Containers, que obliga a escanear todas las cargas, y la denominada Regla de las 24 Horas, que establece el requisito de informar con un día de antelación el arribo de un cargamento a un puerto estadounidense.
Sin embargo, no todas las noticias que llegan del exterior son malas parar los exportadores argentinos. Todo indica que la semana próxima, la Unión Europea extenderá la rebaja de aranceles que benefician a los exportadores provenientes de países como Argentina y Uruguay, siempre que demuestren que respetan las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En cambio, la UE podría perjudicar a Brasil. Según fuentes de la Comisión Europea, la UE podría elevar ciertos aranceles a Brasil si se comprueba que en el último año incrementó notablemente sus ventas al viejo continente, ya que sus exportaciones a “los 15” superan el 1 por ciento de lo que los europeos compran en virtud del sistema depreferencias generalizadas. En cambio, Argentina y Uruguay no serían excluidos de las preferencias arancelarias porque según las estadísticas actuales estarían por debajo del 1 por ciento.