Martes, 29 de marzo de 2016 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Javier Ortega *
Jean Bodin conceptualizaba a la soberanía como aquel Poder que no reconocía instancia superior. Tal Poder es propio del Estado Nación que encuentra sus límites solo en la Constitución, los tratados internacionales con pares soberanos y las leyes que se da a si mismo.
Los nueve principios básicos para reestructuración de deudas de Estados (derecho de cada país a reestructurar su deuda, imparcialidad de agentes involucrados, trato equitativo, inmunidad soberana, sostenibilidad del acuerdo) aprobados en septiembre de 2015 por la Asamblea General de Naciones Unidas es fuente de Derecho y apunta a dar razonabilidad a negociaciones donde una de las partes es un Estado soberano. Consideraciones al margen, es un papelón internacional que la Argentina sea la primera en haber promovido estos principios y ahora sea la primera en desoírlos. Con esto si que no generaremos “confianza”.
El juicio NML Capital y otros vs. República Argentina (y el preacuerdo de pago a los fondos buitre que de él nace) navega en la incertidumbre cambiante. Eso es lo único que pueden ofrecer sus demandantes y los tribunales neoyorquinos que deciden. ¿Y esto por qué? ¡Porque ninguno de ellos son entidades soberanas! Ninguno tiene la potestad de la última palabra. Y la Argentina, Estado soberano, se está subordinando a las contradicciones que inevitablemente tendrán los múltiples demandantes con intereses distintos. Y a las resoluciones contrapuestas que pueden ir dictando los diferentes tribunales que intervienen, a saber el juzgado Griesa, arriba la Cámara de Apelaciones de NY y eventualmente Corte de EE.UU. Así la judicatura norteamericana pueden decir algo un día y revocarlo al siguiente.
Esto lo demuestra el reciente fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York que deja sin efecto lo dictado por su tribunal inferior, el juzgado de Griesa. Este establecía (con más ínfulas que nuestros propios poderes constitucionales) que si Argentina derogaba las leyes de pago soberano y satisfacía luego los reclamos de los buitres con NML Capital de Singer a la cabeza, se levantaban las cautelares que están impidiendo hoy el pago al 93 por ciento de los acreedores que entraron al canje. Y así se salía del “default técnico”. Pero ahora la Cámara de Apelaciones contradijo a Griesa y estableció (acogiendo el planteo de otros acreedores de los muchos que andan dando vuelta) que por más que nuestro Congreso y nuestro poder Ejecutivo hagan lo que dice Griesa, las cautelares no se levantan y seguiremos de default técnico. Tanto trabajo para nada.
Esto demuestra lo que pasa cuando Argentina, Estado Soberano, se subordina al payaso. Luego viene el malabarista y echa todo para atrás. Y no sabemos si después aparecerán los domadores diciendo otra cosa, porque nunca estamos tratando con el dueño del circo que es quien tiene soberanía. Y en cualquier momento el público del 93 por ciento de acreedores que adquirieron la entrada al espectáculo aceptando los canjes 2005-2010, invadirán la pista en protesta por los buitres que se colaron sin pagar.
En un litigio con múltiples partes, con potenciales litigantes que aún no se presentaron y con distintos tribunales, si la Argentina no se asume como el actor soberano que es, cedamos lo que cedamos, jamás podremos cerrar el pleito. Y la función continuará por siempre.
* Doctor en Derecho Público. Docente Universidad de Avellaneda. Coordinador Frente Profesionales Movimiento Evita.
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