El ajuste es inevitable. Con ese diagnóstico el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, advirtió que si la Corte Suprema no valida el tarifazo dispuesto por el Gobierno los aumentos se financiarán con “mayores impuestos o inflación”. Un fallo de la Sala II de la Cámara Federal de La Plata frenó anteayer las subas en las boletas gas de todo el país al declarar nulas las dos resoluciones del Ministerio de Energía con los aumentos porque no se realizaron las audiencias públicas correspondientes. Esa medida se suma a los amparos a favor de los usuarios convalidados por la justicia en las provincias de Río Negro, Neuquén, Salta, La Rioja, Jujuy, Córdoba, San Luis, Chubut y Mendoza. “El tema lo va a resolver la Corte Suprema. El Gobierno va a actuar con racionalidad y responsabilidad, y no enamorado de sus posiciones. Si se equivoca en algo, lo va a corregir, pero no podemos mentirnos como sociedad”, expresó el senador Pinedo al renovar la presión oficial sobre el máximo tribunal que podría emitir una opinión en la reunión de acuerdos que mantendrá el próximo martes.

Las nuevas tarifas para el consumo de gas natural en todo el país comenzaron a regir en abril. El Gobierno dispuso entonces un aumento en los precios de boca de pozo del gas natural y la modificación de los marcos tarifarios de las distintas distribuidoras. El alza promedio para los usuarios no residenciales (comercios e industrias) es de 697 por ciento a nivel nacional, pero en algunas regiones como la Patagonia, se registraron subas de hasta 2900 por ciento. Por su parte, el incremento promedio en las facturas residenciales alcanza el 200,3 por ciento, mientras que en el sur del país, área provista por la empresa Camuzzi Gas del Sur, la suba promedio en los hogares llegó a un 539 por ciento. Durante una entrevista con radio Mitre, Pinedo reconoció que “se hizo un sistema de aumentos que tuvo partes acertadas y partes equivocadas: las acertadas fueron la tarifa social que abarca un universo enorme de gente, que es el 30 por ciento de la población”. Y respecto de las equivocaciones, el legislador indicó que “en algunos lugares de la Argentina había un atraso especial y llevó los aumentos hasta un mil por ciento, lo cual nos parecía que era un disparate, y el Gobierno corrigió poniendo tope a los aumentos del 400 por ciento”.

“El Gobierno va a acompañar una solución razonable para los argentinos, la menos dolorosa para los argentinos, pero no le va a mentir. Los seis primeros meses fueron muy duros pero el camino alternativo, que es mentir, no es el que se va a tomar”, sostuvo el presidente provisional del Senado. Desde la perspectiva de Pinedo, una suspensión de los aumentos significa que las tarifas de gas se van a pagar “con impuestos o, si no son suficiente, con inflación, que la pagan los sectores mas pobres”.

La Sala II de la Cámara Federal de La Plata no solo frenó los aumentos en las tarifas de gas. El mismo panel de magistrados hizo lugar a una apelación presentada por un grupo de legisladores bonaerenses del Frente para la Victoria y suspendieron por noventa días el aumento en la tarifa de la luz eléctrica, aunque en ese caso sólo en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, dejando afuera, en principio, a los clientes de Edesur y Edenor, aunque hay interpretaciones diferentes (ver nota aparte).

El mismo jueves, el Ministerio de Energía informó a través de un comunicado que “daremos todos los pasos procesales necesarios para defender las medidas tarifarias que hemos dictado y que están plenamente basadas en los marcos legales de cada uno de los servicios públicos involucrados”. La expectativa oficial es que la Corte Suprema le dé luz verde al tarifazo en la reunión de acuerdos que mantendrá el próximo martes.

Para el senador Pinedo, los aumentos de tarifas son una consecuencia de la política energética del gobierno anterior, cuando “se perdieron reservas de gas por centenas de miles de millones de dólares y el resultado era que Argentina se iba a quedar sin energía, y sin energía no hay país”. En ese sentido, consideró que “este gobierno podía seguir haciéndose el simpático y pagar la cuenta con inflación, que pagan los más pobres, o asumir la realidad, y Mauricio Macri prefirió decir la verdad”.