Sáb 24.01.2004

ECONOMíA  › PRESION DEL SECRETARIO DEL TESORO DE EE.UU.

La moda de apurar por el default

Se suceden las presiones sobre el Gobierno para que flexibilice la propuesta de reestructuración de la deuda en default. En ese sentido, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, consideró ayer que si bien “el acuerdo inicial alcanzado por Argentina con el FMI fue bueno”, ahora “es importante para los argentinos honrar esos compromisos, y para los argentinos y los acreedores entrar en unas negociaciones abiertas y efectivas”, aconsejó. Un día antes su segundo, John Taylor, había sugerido apurar el acuerdo con los acreedores.
En tanto, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, desmintió que la Argentina haya contraído compromisos adicionales con el FMI y aseguró que el superávit primario acordado con el organismo “no es un valor móvil”, sino una monto fijo, del orden de los 12 mil millones de pesos. Mientras tanto, quienes dicen representar a los argentinos con bonos en default le presentaron al secretario de Finanzas Guillermo Nielsen una propuesta de reestructuración maximalista, que incluye un canje por bonos a perpetuidad y el status de acreedores privilegiados.
Respecto de una versión que indicaba que Lavagna le habría enviado una carta al FMI, para acelerar la aprobación de la primera revisión del acuerdo entre ese organismo multilateral y la Argentina, en la cual expresaría que el tres por ciento del superávit sería en relación con el PIB real y no con el proyectado, el ministro la desestimó. “No hay ningún compromiso adicional, de ninguna naturaleza, a los que estaban” acordados en la carta de intención que dio pie al programa que está en vigencia, remarcó.
En otro orden, los titulares argentinos de bonos en default demandaron que para rescatar sus actuales papeles sin ninguna quita, el Estado nacional se endeude a perpetuidad. El esquema que le propusieron los miembros de la Asociación de Damnificados por la Pesificación y el Default (Adapd) al secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, reconoce un antecedente en los bonos de la Segunda Guerra de Inglaterra, llamados guilt, papeles cuyo capital no amortiza nunca, es decir, son perpetuos. Así, el Estado pagaría sólo intereses y solamente se vuelven exigibles si por alguna razón el Gobierno deja de pagar los rendimientos.
En la versión argentina, tales papeles fueron bautizados por Adapd como Obligaciones Perpetuas Preferidas del Estado Nacional (Oppren), y la idea es que se integren a la oferta de los tres títulos que ya hizo el ministro Roberto Lavagna el año pasado en Dubai, durante la Asamblea Anual del FMI.
Las Oppren rendirían en los primeros cinco años un 4 por ciento anual y luego de ese plazo se ataría la suerte del título a la tasa de mediano plazo de los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos o a la Libor (tasa interbancaria de Londres).

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