ECONOMíA › OPINION
› Por Paula Español *
En estos últimos tiempos, la temática del empleo vuelve a ocupar la tapa de los matutinos. Se multiplican las suspensiones y despidos en el sector privado e, indefectiblemente, sube la tasa de desempleo –según datos oficiales alcanzó 9,3% en el segundo trimestre–. La retracción de la actividad económica de los primeros siete meses de 2016, junto con una marcada apertura de las importaciones –en particular de productos finales– tiene un inevitable correlato sobre la cifra creciente de desocupados. Pero hay una situación que soslayan la mayoría de los análisis: la crisis del empleo comienza a tomar un carácter federal, ya que los sectores afectados por la entrada de productos del exterior tienen una fuerte presencia a lo largo y a lo ancho del país.
El impacto negativo se observa en una gran cantidad de sectores productivos, tanto aquellos denominados sensibles (textil e indumentaria, calzado, marroquinería, madera y muebles), como en las ramas de electrodomésticos, maquinaria agrícola, complejo químico, higiene personal y limpieza, y hasta en alimentos y bebidas.
Pero lo que nos interesa subrayar es la amplitud del impacto no sólo sectorial, sino fundamentalmente territorial de esta dinámica negativa de la economía. En muchos casos, determinadas empresas y/o sectores representan la principal fuente de empleo en algunas localidades o, incluso, provincias enteras, como veremos aquí haciendo el análisis tan sólo del empleo registrado en el sector privado. La cadena textil-indumentaria es una importante generadora de puestos de trabajo en diversas regiones. En la provincia de La Rioja, cuatro empresas del rubro suman casi 2.000 empleados, cerca del 30% del empleo industrial registrado de la provincia. En Corrientes, tres plantas de textiles de algodón contratan 1.500 trabajadores (más del 20% del empleo industrial), o en Santiago del Estero, una empresa productora de sábanas y toallas es la segunda empleadora privada de la provincia. Si a este sector se le suma la industria del calzado, en Catamarca, por ejemplo, dos empresas representan el 25% del empleo manufacturero, así como en la provincia de Tucumán generan 2.600 puestos de trabajo. El sector de calzado por sí solo suma 900 empleados en La Rioja, constituyéndose en el primer empleador privado provincial, al igual que otra empresa con 1.200 empleados en Misiones. En la provincia de Buenos Aires, numerosas localidades tienen a la industria del calzado como fuente fundamental de trabajo, entre ellas, Las Flores, Coronel Suárez, Chivilcoy o Saladillo.
Sin embargo, el impacto sobre el empleo en el territorio nacional no se reduce a los sectores sensibles. La producción de línea blanca es una importante generadora de puestos de trabajo en la provincia de San Luis donde 4 empresas suman 1.200 trabajadores y son las principales empleadoras en sus ciudades, de la misma manera que en Luque, provincia de Córdoba una sola empresa concentra 1.600 empleados. Algo similar sucede en el gran Rosario con importantes plantas productoras de electrodomésticos, siendo la Provincia de Santa Fe (junto con la de Córdoba) un enclave central del entramado metalmecánico de la economía argentina. Ciudades como Las Varillas, Firmat, Las Parejas o General Baigorria alojan a las principales productoras de maquinaria agrícola del país, con cientos de trabajadores en cada una de las plantas. En Villa Gobernador Gálvez dos empresas –de motores eléctricos y de transformadores (de baja, media y alta potencia)– suman cerca de 600 puestos de trabajo. Si nos detenemos en el rubro de consumo masivo, tres empresas en San Luis concentran 1000 empleados, así como en la Provincia de Buenos Aires 5.000 empleos dependen de tres empresas del mismo rubro. El listado podría seguir con los puestos de trabajo que peligran en diversas localidades de Santa Fe dedicadas al sector de madera y muebles, los aserraderos en crisis en Misiones que forman parte de los 6.400 empleos registrados en la rama maderera, o numerosas ciudades en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires que concentran una parte importante del complejo metalmecánico.
En estos últimos meses, grandes empresas han alimentado la destrucción de puestos de trabajo, hecho que se refleja en las estadísticas de empleo registrado del informe 05/2016 del Ministerio de Trabajo de la Nación. En la mayoría de las provincias mencionadas se registra una mayor reducción de empleo al mes de junio (vs. junio 2015), con cifras que alcanzan en Catamarca una caída del -8,9%, en San Luis un -6,8% y en La Rioja un -4,8%.
El entramado industrial cumple un rol clave en la generación de empleo en diversas provincias o pequeñas poblaciones en todo el país. Más aun teniendo en cuenta que el sector manufacturero genera puestos de trabajo de mayor calidad, con mejor remuneración y más estables que la mayoría de los sectores productivos. Así, se constituye en un factor central para evitar la concentración –en la zona pampeana y en los grandes centros urbanos– del empleo, de la generación de oportunidades y, por lo tanto, de la riqueza.
En definitiva, profundizar la industrialización de nuestra economía es clave para avanzar en el sendero de crecimiento sostenido del país de manera integral e impulsar de esta manera un desarrollo federal e inclusivo, con la generación de empleo de calidad por fuera de los históricos conglomerados industriales. Retroceder en este camino significa profundizar aún más los desequilibrios regionales existentes, incrementando el desempleo y la pobreza estructural en zonas que con mucho esfuerzo habían comenzado a revertir esta situación.
* Ex subsecretaria de Comercio Exterior. Directora de Radar Consultora.
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