Hasta hace una semana, la discusión entre los financistas era si en el 2004 se repetiría el boom accionario del año pasado. Las acciones habían comenzado el año a toda marcha y continuaban su rally alcista. Rompían record tras record. Pero el alto voltaje de la discusión entre el Gobierno con el Fondo Monetario y los países más poderosos sobre la negociación de la deuda en default alteró a los inversores. Ayer hubo una ola de ventas. Y las acciones cayeron en promedio 4,5 por ciento. La peor rueda en siete meses. Cuando pocos lo esperaban, volvieron los fantasmas a la city.
El refugio por excelencia en momentos de tormenta es el dólar. La moneda estadounidense se convirtió en la estrella de la jornada, y esa mayor demanda elevó su precio en dos centavos: cerró a 2,97 pesos para la venta en las casas de cambio.
El reclamo de las potencias mundiales y del FMI para que la administración Kirchner dé muestras de “buena fe” ante los acreedores tensó la relación entre las partes. Como el Presidente se mantiene firme en su propuesta de quita del 75 por ciento sobre el monto nominal de la deuda en default, a pesar de la presión internacional, los inversores temen que en algún momento esa circunstancia perjudique la situación económica. Por eso ayer salieron a desprenderse de papeles en forma masiva: el volumen operado fue de 60 millones de pesos, parecido al de las últimas sesiones.
Los títulos públicos surgidos tras el default también sufrieron el impacto: perdieron entre 1 y 2 por ciento.
En algunas agencias de Bolsa comentaron a este diario que, tras dar las órdenes de venta de papeles, los clientes prefirieron resguardarse en el dólar. Es por ese motivo que los bancos vieron incrementar la demanda de billetes verdes y salieron a comprar en el mercado. Frente a la suba del dólar, el Banco Central optó por reducir sus compras de divisas. Se limitó a 10 millones de dólares.
El temor de los financistas radica en que la relación con el Fondo se siga deteriorando y la Argentina deje impago el vencimiento de 3100 millones de dólares dentro de un mes. En medio del nerviosismo, ayer en la city volvieron a escucharse analistas presagiando una nueva crisis en caso de que el Gobierno no flexibilice su postura frente a los acreedores.
Hubo algunas caídas fuertes. Las encabezó BBVA Banco Francés, con el 8,1 por ciento. También bajaron TGS (6,5); Macro-Bansud (6,3); Petrobras (5,2); Grupo Financiero Galicia (4,9) e Indupa (4,8). El índice MerVal ya está en 1083 puntos, tras rozar los 1300 un par de semanas atrás.
A pesar de la histeria, las tasas de interés se mantuvieron sin cambio debido a la abultada liquidez que tienen las entidades. Un plazo fijo a 30 días ofrece, en promedio, un 2,5 por ciento anual. Mientras que en el circuito mayorista de dinero, los bancos se prestaron fondos al 1,4 por ciento anual.