ECONOMíA
› LE DIJO QUE LA ARGENTINA ACTUA “CON SERIEDAD Y RESPONSABILIDAD”
Lula cumple el pacto y elogia ante Bush
Cuando sólo falta una semana para el encuentro de San Pablo con Kirchner, Lula pidió a Bush tomar en cuenta “la recuperación argentina”. Tanto él como su ministro de Hacienda acentuaron la campaña de argumentos para quitar carácter sagrado al superávit fiscal y valorar de otro modo las inversiones.
› Por Martín Granovsky
Luiz Inácio Lula da Silva se encargó ayer de ofrecer el primer gesto público hacia la Argentina después del acuerdo verbal con Néstor Kirchner en Caracas. En un diálogo con George W. Bush pidió tomar en cuenta “la recuperación económica observada en la Argentina”, que, explicó Lula, “viene actuando con seriedad y responsabilidad”.
El viernes, en Venezuela, Kirchner y Lula quedaron en reunirse el miércoles próximo en San Pablo junto con sus ministros de Economía y sus cancilleres. El ministro Rafael Bielsa dijo que el objetivo de máxima es preparar un plan para discutir con los organismos multilaterales de crédito. No dijo en qué debía consistir ese plan, en buena medida para que la Argentina no apareciera demasiado avasallante con Brasil, y prefirió no definir detalles sobre qué organismos. Igual, es obvio que se trata del Fondo Monetario Internacional.
Un rastreo de Página/12 por los principales funcionarios del gobierno argentino permitió sacar otra conclusión: no hubo una cocina previa ni una larga negociación hasta llegar a la cumbre entre Lula y Kirchner. El acuerdo de Caracas suena más como la intención de empezar algo que como la de coronarlo.
Hasta ayer, esa intención aparecía con algunas dudas agregadas. ¿Por qué Brasil se mantenía en un silencio tan profundo? Y los diarios brasileños, ¿callaban por minimizar el tema o por una inacción absoluta del gobierno de Brasil? En otras palabras: ¿estaban editando una noticia, valorándola incluso con el tacho de basura, o simplemente no había noticia del lado brasileño?
La comunicación de Lula revela que el presidente brasileño comenzó a cumplir lo que prometió a Kirchner el viernes. Dijo que hablaría bien de la Argentina con cuanto interlocutor se le cruzase. Lo hizo con Bush por teléfono y, el último domingo, lo hizo también con el director del Fondo Monetario, Horst Koehler, durante una churrasqueada en su residencia de Brasilia.
Lula le pidió a Bush ampliar la inversión en infraestructura en América latina. También se lo pidió al presidente del gobierno español, José María Aznar, el mismo que criticó la semana pasada a la Argentina porque, dijo, el país no se ayuda a sí mismo.
“Tenga en cuenta la recuperación económica de la Argentina”, recomendó Lula a Bush.
En otro tramo de los quince minutos de charla, Lula pidió, según su vocero André Singer, “que los representantes de Estados Unidos en el FMI apoyen un cambio en el método de acuerdos contingentes del FMI con los países de América latina”.
El pedido parece preparar el terreno para una renegociación brasileña y a la vez sirve de paraguas hacia la Argentina. El martes, justo un día antes de la cumbre de San Pablo, vencen 3100 millones de los pagos externos de la Argentina.
Koehler mismo reconoció la existencia del acuerdo. En una entrevista publicada ayer por Clarín dijo textualmente: “Encuentro muy natural que Brasil y la Argentina trabajen en común. No me sorprende que hayan tomado esa decisión: es natural que quieran discutir en forma conjunta con el FMI. No veo, en eso, nada hostil hacia nosotros. Como lo he conversado con el presidente Lula, no puede ser visto en esto nada negativo”.
Sin decirlo aún con todas las letras, Brasil, un país que a diferencia de la Argentina no pasó por el default, busca bajar su compromiso de superávit fiscal.
Antonio Palocci, ministro de Hacienda, inauguró ayer la era del “superávit fiscal variable o cíclico”. Es una forma de no decir que buscará cambiar las metas, pero hacerlo. O quitar su costado virginal al superávit. “Brasil economiza más en los momentos de crisis y gasta más en los momentos de crecimiento y buena recaudación”, dijo. “No es lo correcto. Debería ser al revés. Vamos a comenzar a aplicar este criterio apartir del 2005. Cuando Brasil crezca mucho, guardará más recursos. Si tiene dificultades económicas en determinado momento, no cobrará más impuestos a la gente, empeorando la situación, sino que gastará lo que guardó.”
El otro elemento clave, según Palocci, es que “las inversiones deben ser valorizadas”. Para el ministro, “no se puede mirar a todas las inversiones como gasto público, aunque ellas no generen retorno económico y sirvan para aumentar el patrimonio de las empresas”.
Justamente de ese criterio le habló Lula a Bush cuando pidió más inversiones en infraestructura, en un día en que el gobierno del Partido de los Trabajadores tuvo un ojo en la deuda y otro en la situación política interna. Waldomiro Diniz, el subjefe de Asuntos Parlamentarios de la Presidencia que fue exonerado el 13 de febrero, el mismo día en que se divulgó un video que lo muestra negociando con un empresario del juego, se negó a declarar ante la Policía Federal, y dijo que solo lo hará ante la Justicia. De ese modo sintoniza con la estrategia oficial de enfriar el escándalo que los brasileños llaman Waldogate, porque afecta a la mano derecha de Lula, el virtual jefe de gabinete José Dirceu. Al PT, hasta ahora, lo tranquiliza un dato: aunque según una encuesta de Datafolha el 67 por ciento quiere la salida de Dirceu, el 70 por ciento cree que Lula desconocía las actividades de Diniz. Para huir hacia adelante y subir la apuesta, Lula ordenó cerrar los bingos de todo el país.
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