ECONOMíA
› LOS LIMITES DEL IMPACTO DE LA RECUPERACION
Si el rebote pudiera ser eterno
› Por Raúl Dellatorre
La onda expansiva de la economía se refleja en la forma de una fuerte recuperación del empleo, en un mercado que todavía exhibe altos niveles de desocupación y precarización. La cuestión es cuánto más aportará el rebote de la actividad económica para revertir la emergencia laboral. Desde el Gobierno sueñan con prolongar lo más posible el impulso y defender, como se pueda, el nivel de ingresos de los trabajadores. “El patrón de crecimiento no se sostiene sin un constante crecimiento del consumo interno”, subrayó un especialista del Ministerio de Trabajo.
“Hay una respuesta muy importante del empleo al nivel de recuperación de la economía; no nos sorprende, estaba en nuestras proyecciones, aunque no deja de ser importante que la elasticidad del empleo siga incrementándose”, comentó Daniel Kotzer, asesor en temas económicos del ministro de Trabajo. Esta mayor elasticidad –crecimiento del empleo en relación con el crecimiento del producto bruto– se explicaría “quizá por un cambio en el patrón de crecimiento, porque los sectores que crecen son mano de obra intensiva y demandan insumos locales, produciendo un encadenamiento productivo”, refirió Kotzer.
Según advierten otros analistas, el fenómeno de alta elasticidad del empleo al crecimiento es propio de momentos de recuperación, sobre todo después de un período prolongado de recesión. Los expertos en el Gobierno no lo desconocen, pero apuestan a estirar lo más posible el efecto benéfico.
“Mientras se mantenga el entorno macroeconómico favorable, es probable que el empleo siga creciendo, aunque quizá no a un ritmo tan acelerado como en los últimos trimestres”, arriesgó el asesor de Carlos Tomada. La construcción y sectores manufactureros beneficiados por la sustitución de importaciones (confecciones textiles es un ejemplo) son protagonistas estelares en este capítulo, pero con un impulso que en algún momento, quizá no muy lejano, se detendrá.
La cartera laboral apuesta a apuntalar los ingresos de los trabajadores para prolongar la inercia. Economía piensa en la inversión para aumentar la capacidad instalada. En tanto, la precariedad de una amplia capa de empleados en actividad permanece inconmovible. Baja la tasa de desempleo, pero la de subocupación sigue casi inalterable. Son signos de un mercado que aún está lejos de la salida de la emergencia.