Jue 18.03.2004

ECONOMíA  › EL URUGUAYO TABARE VAZQUEZ QUIERE GANAR Y SUMARSE AL ACUERDO

Lula y Kirchner ganaron una sonrisa

Al día siguiente del arreglo entre la Argentina y Brasil para coordinar posiciones, Uruguay cimbró. Batlle dijo que se quedará afuera. Y Vázquez, el favorito, que quiere entrar.

› Por Martín Granovsky

El primer cimbronazo del acuerdo entre Brasil y la Argentina por la deuda no se produjo en Washington sino en Montevideo. El presidente Jorge Batlle dijo que, al revés de sus vecinos mayores, Uruguay no tiene que arreglar “ninguna fórmula porque no existe fórmula nueva y nuestro acuerdo ya está hecho en el 2003”. Y el candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio, favorito en las encuestas para las presidenciales del 31 de octubre, por supuesto dijo lo contrario: “Con la Argentina y Brasil la negociación de la deuda externa la vamos a hacer en conjunto y no aislados”.
El martes, en Río de Janeiro, Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva firmaron una declaración sobre la deuda con un punto clave: “Los presidentes acordaron conducir las negociaciones con los organismos multilaterales de crédito, asegurando un superávit primario y otras medidas de política económica que no comprometan el crecimiento y garanticen la naturaleza sustentable de la deuda, de modo de preservar inclusive la inversión en infraestructura”.
El último punto invitaba a los socios del Mercosur (Paraguay, Uruguay) y a los Estados asociados (Bolivia, Chile) a participar del proceso.
El colorado conservador Batlle se dio por hecho con el canje de bonos de la deuda por cinco mil millones de dólares realizado en el 2003, después del huracán financiero argentino que sacó a Uruguay de los primeros lugares del ranking entre los destinos de la plata blanca, y a menudo negra, salida desde este lado del Río de la Plata.
“No estamos en condiciones de dar un comentario final”, dijo, más cauto que Batlle, el canciller Didier Operti. “Estamos muy atentos”, explicó. Y tanto el Ministerio de Economía como la presidencia del Banco Central dijeron que no harían comentarios.
“Quizás haya que llevar adelante negociaciones con organismos financieros internacionales para refinanciar el pago de la deuda”, dijo, al revés, Vázquez. “Es muy importante lograr acuerdos como los que están llevando adelante Argentina y Brasil para intentar negociar la deuda desde una mejor posición’.”
La dicotomía uruguaya revela el uso dispar, fuera del país, de la experiencia argentina de negociación con el Fondo. Los funcionarios más ligados al establishment financiero internacional intentan distanciarse de la Administración Kirchner, criticada en la última semana por The Economist y The Wall Street Journal. Y los funcionarios o dirigentes políticos de centroizquierda buscan capitalizar la popularidad interna del Gobierno y, aunque no está medida, seguramente también la imagen positiva entre los vecinos.
Kirchner ya dijo que en Uruguay votaría por Vázquez, que debe ganar a colorados y blancos en la primera vuelta del 31 de octubre o en la segunda de diciembre. Si el EP-FA triunfa, asumirá en el 2005 y se sumaría a un Cono Sur políticamente homogéneo.
También Chile participa de este juego regional. El fin de semana funcionarios del gobierno argentino participarán de un encuentro con socialistas chilenos que ocupan funciones partidarias o de gobierno. Entre otros participarán la senadora Cristina Kirchner, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, el ministro de Infraestructura Julio De Vido y el secretario de Legal y Técnica Carlos Zanini. El socialismo es el segundo partido de la Concertación, tras la Democracia Cristiana, y busca crecer aprovechando la debilidad fresca de la derecha más o menos pinochetista y la ola regional de centroizquierda. La DC chilena tiene relación orgánica con el Partido Justicialista. Los funcionarios K, peronistas, tienden un puente propio a los socialistas, que a su vez no se reúnen con los socialistas argentinos sino con el kirchnerismo. La iniciativa está cercana a las aproximaciones con el Partido de los Trabajadores, los elogios fogosos al triunfo del socialista español José Luis Rodríguez Zapatero y la puesta en marcha de un observatorio sobre la Argentina conJoseph Stiglitz como figura mayor en la New School University de Nueva York.
El peronismo laico de Kirchner, con una identidad fuertemente ideológica, parece cómodo en la última camada de socialdemócratas europeos, socialdemócratas formales o de hecho de América latina y liberals (progres, para decirlo en argentino) que se recuperan en los Estados Unidos.

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