ECONOMíA
Preparando el campo para enfrentar las operaciones
A su regreso de Brasil, Lavagna advirtió sobre el juego de presiones que van a desarrollar la ortodoxia económica y los medios afines en favor de los acreedores externos. “No hay que comprar lo que dicen los noventistas.”
Después del golpe de efecto logrado en Río, Roberto Lavagna se siente más distendido para desplegar una estrategia de desgaste de las armas de sus adversarios. “En los próximos meses va a haber muchas presiones”, advirtió, en alusión a las inminentes negociaciones con los acreedores externos y con el Fondo Monetario Internacional por las metas presupuestarias de los próximos dos años. Y también se quejó de los medios periodísticos que juegan un rol funcional a los intereses de los acreedores. En Brasil y Estados Unidos, dijo, “son mucho más nacionalistas”.
Sereno, sin saco, a bordo del avión presidencial en viaje de regreso a Buenos Aires, Lavagna se extendió en comentarios e ironías frente a los periodistas como no lo suele hacer en el ámbito del Palacio de Hacienda. “No hay que comprar lo que dicen los noventistas: si a la Convertibilidad la llaman programa, prefiero no tener programa”, disparó respondiendo a quienes critican la supuesta ausencia de un plan económico. “El programa de ellos es decir que nosotros no tenemos programa”, dijo apuntando a los economistas ortodoxos que en los ‘90 posaron de gurúes. Pero tampoco dejó fuera de su ráfaga de ametralladora a los dirigentes ruralistas que se suben al mismo discurso. “Durante la Convertibilidad no había retenciones (a la exportación), pero dos tercios de los campos estaban hipotecados; hoy esas hipotecas están cubiertas porque le dimos rentabilidad al agro”, se ufanó. También defendió la política laboral del Gobierno. “La creación actual de empleos no tiene precedentes”, dijo antes de reconocer que “es cierto que la destrucción previa tampoco los tuvo”. Y destacó que “el gran elemento de redistribución (de ingresos) es la creación de nuevos puestos de trabajo”.
Al abordar el tratamiento de los medios de prensa respecto del tema de la deuda, el ministro criticó el despliegue que suelen otorgarle a la posición de los acreedores. “Acá viene un abogadito cualquiera de los acreedores y se puede conseguir un reportaje de un tercio de página en cualquier diario; eso en otros países no pasa”, afirmó el titular de Economía.
Un ejemplo de políticos y economistas noventistas reconvertidos en defensores de los acreedores son el ex ministro y candidato presidencial Ricardo López Murphy y el ex funcionario de la dictadura Juan Alemann. El titular de la agrupación Recrear sostuvo ayer en una entrevista que “fue un error” del Gobierno no haber definido en el acuerdo de septiembre las metas fiscales para 2005 y 2006. “Vamos hacia una recaudación de 90 mil millones de pesos este año, el problema es no haber definido las metas en su momento y ahora no bajar los impuestos; la recaudación está volando y si aparecen esas recaudaciones fenomenales, cómo van a decir que no hay recursos para aumentar el pago de la deuda”, reflexionó.
Juan Alemann, ex secretario de Hacienda de José Martínez de Hoz y hermano del ex ministro de Galtieri Roberto Alemann, representante además de la Unión de Bancos Suizos, destacó como un hecho positivo que el Gobierno cumpla con el compromiso de designar al sindicato de bancos que acompañarán el proceso de reestructuración de la deuda, como lo reclamó el Fondo. “Ahora hay que cumplir con los acreedores”, reclamó, y seguir avanzando en cuestiones pendientes que también reclama el FMI, como la situación de los bancos tras la pesificación y el aumento de tarifas de los servicios privatizados.
Frente a esta clase de lobbystas y opositores, Lavagna siente que, por el momento, va ganando la partida. Será por eso que ni siquiera se incomodó al expresar su respaldo y el del gobierno argentino a la candidatura del español Rodrigo Rato como director gerente del FMI, pese a que éste no ocultó, días atrás, sus simpatías con López Murphy, a quien dijo que le pediría que lo acompañara en una eventual (e improbable) gestión al frente del FMI. El español, que cuenta con el apoyo del futuro jefe de gobierno de su país, José Luis Rodríguez Zapatero, difícilmentelogre superar el cerco que le levantarán Francia y Alemania, el primero de los cuales ya anticipó que no lo respaldará.
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