ECONOMíA
El alza del 8,7 del Producto le ensanchó la sonrisa al Gobierno
No sólo es un record local, sino que se ubica en el escalón más alto de crecimientos nacionales del mundo. Construcción e industria, estrellas en la nueva composición del PIB.
El Producto Interno Bruto (PIB) cerró el último trimestre de 2003 con un fuerte crecimiento del 11,3 por ciento. De acuerdo con los datos difundidos ayer por el Indec, el año terminó con una suba del 8,7 por ciento con respecto al promedio del año anterior. De esta manera, el Producto ya se encuentra en niveles superiores a los del tercer trimestre de 2001, antes de la implosión de la convertibilidad, pero lejos de las marcas máximas tocadas en el segundo trimestre de 1998, previo al inicio de la recesión. Los sectores que mostraron un mejor desempeño fueron los productores de bienes. Además, dada la naturaleza de la estructura productiva local, la recuperación se tradujo también en un rápido crecimiento de las importaciones aunque, por ahora, se mantiene el fuerte superávit comercial. De esta manera, el PIB a precios constantes (del año base 2003) quedó en 255.751 millones de pesos, mientras que a precios corrientes quedó en 376.232 millones.
Acorde con lo esperado por la nueva estructura de precios relativos, durante 2003 los sectores productores de bienes crecieron el 14,4 por ciento, mientras que los de servicios lo hicieron el 4,1 por ciento. En el primero de los casos el crecimiento respondió principalmente a una expansión de la industria manufacturera del 15,8 por ciento y de la construcción, que subió su valor agregado el 34,3 por ciento. El 4,1 por ciento en los servicios, en tanto, constituye un promedio sesgado por la fuerte caída de la intermediación financiera, que descendió un 15,7 por ciento, pues algunos rubros, como el comercio minorista y mayorista, aumentaron el 12,3 por ciento.
En términos de la oferta global, al 8,7 por ciento de crecimiento del PIB debe sumársele la expansión de las importaciones, que se incrementaron en un 37,6 por ciento. De esta manera, la oferta de bienes y servicios, que es igual a la demanda global, se incrementó en 2003 un 10,4 por ciento.
En cuanto a los componentes específicos de la demanda, se destaca que mientras el consumo privado creció el 8,1 por ciento, el público, con una leve suba del 1,5 por ciento, permaneció prácticamente estancado. Esta cifra, luego de la caída del 5,1 por ciento registrada en 2002, cuestiona los argumentos de quienes siguen insistiendo en ajustar el gasto del sector público como mecanismo para aumentar el superávit disponible para el pago a los acreedores. Más cuando en 2003 los gastos del Estado sólo representaron el 11,4 por ciento del PIB.
Continuando con los componentes de la demanda, en términos porcentuales el aumento más significativo se registró en la inversión bruta fija (IBF) que se expandió el 38,1 por ciento. Sin embargo, esta variación responde a que se compara con los niveles inusualmente bajos de 2002, cuando se registró una caída del 36,4 por ciento. El dato más relevante es que la IBF alcanza el 15,1 por ciento del Producto, un nivel bajo para cualquier economía que pretenda mantener niveles de crecimiento sostenido. Más aún en una economía que experimentó destrucción de activos.
Las exportaciones, el último componente de la demanda, crecieron el 6,4 por ciento. Ello se debe a que el salto fuerte se produjo durante en el 2002, pues los casi 94 mil millones de pesos exportados representan casi un 25 por ciento del PIB y permiten mantener un superávit de 40 mil millones de pesos.
El conjunto de datos emergentes del Informe de Avance del Nivel de Actividad difundido por el Indec refleja así que el modelo continúa comportándose de acuerdo con lo esperado en base a la política económica implementada. El crecimiento es mayor en la producción de bienes que en la de servicios, aunque los niveles de inversión relativamente bajos son un indicativo de que la recuperación se concentra en los sectores trabajo intensivos. Esto también se observa en la desagregación sectorial, donde la construcción aparece como el rubro más dinámico. El mantenimiento de un tipo de cambio favorable, junto al empuje de los buenos precios internacionales, siguen dando lugar a un superávit externo importante que se reduce lentamente al son del crecimiento.