Vie 26.03.2004

ECONOMíA  › EL GOBIERNO PODRIA RESTRINGIR LAS EXPORTACIONES DE GAS

Si no hay luz, no hay gas para Chile

Después de que Kirchner volviera a responsabilizar a las petroleras por la falta de gas para las centrales térmicas, el Gobierno dictó una resolución que habilita la suspensión de exportaciones de gas a Chile para garantizar el abastecimiento interno.

› Por Raúl Dellatorre

El Gobierno buscó anoche contrarrestar la rígida postura de las empresas petroleras imponiendo limitaciones a la exportación de gas. En la primera medida regulatoria que adopta sobre la actividad gasífera desde que se empezó a perfilar la crisis energética, la Secretaría de Energía dispuso ayer, por resolución 265, “suspender las exportaciones de excedentes de gas natural” por sobre las compras contratadas “que resulten útiles para el abastecimiento interno” e instruir a la Subsecretaría de Combustibles para que “elabore un programa de racionalización de las exportaciones de gas y de uso de la capacidad de transporte originalmente reservada para ese fin”. El Ejecutivo, así, empieza a tomar partido en la distribución del despacho de gas, actualmente monopolizado por no más de cuatro empresas. La medida se tomó 24 horas después de que las empresas petroleras se resistieran a un acuerdo con el Gobierno para administrar la oferta de gas y en el mismo día que el presidente Kirchner advirtió que el Gobierno “tomará las medidas que tenga que tomar” para garantizar el suministro, si las empresas persistían en una actitud negativa (ver aparte).
Ayer se filtró a la prensa una nota enviada por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) en la que le comunica al Gobierno que, a partir del lunes próximo, deberían realizarse cortes del servicio diariamente, de 6 a 18, dada “la inesperada e imprevista” falta de disponibilidad de gas para alimentar las usinas térmicas. La filtración pretendió actuar como presión sobre el Gobierno, para apurar un aumento del precio del gas en boca de pozo. En el mismo sentido se interpretó la decisión de algunas petroleras de paralizar en los últimos días el trabajo de extracción en algunos pozos principales bajo la excusa de “tareas de mantenimiento”. Sobre una capacidad de transporte al mercado interno de 110 a 120 millones de metros cúbicos diarios, en las últimas dos semanas se habrían estado inyectando en los gasoductos no más de 100 millones. El faltante puso en jaque al sector eléctrico.
Más allá de la intencionalidad en la difusión del informe, el cuadro de situación del sistema eléctrico está señalando el riesgo cierto de la necesidad de un racionamiento energético. El bajo caudal de los ríos, tanto del Comahue como del Paraná, redujo la oferta de las centrales hídricas. Las viejas centrales térmicas, normalmente instalaciones de reserva, han sido sumadas a la oferta desde el 1º de marzo, pero funcionando a fuel oil por falta de gas natural. Al día de ayer, sus existencias de combustible líquido estaban muy cerca de agotarse “y no hay fuel oil en el mercado para reponer”. Según precisó un experto a este diario, “se necesita un barco de fuel por cada día y medio de consumo en las centrales térmicas”.
El faltante de gas denunciado por las generadoras eléctricas es de cinco millones de metros cúbicos diarios, alrededor del 5 por ciento de la oferta total de las productoras. A falta de ese suministro, la forma de compensar la demanda con la oferta imaginada por Cammesa había sido aplicar cortes de energía diurnos a partir de la semana próxima y una baja en la tensión de suministro (de 220 voltios a 209) en una proporción imperceptible para el consumo hogareño. Por otra parte, una vez más se piensa postergar la parada de mantenimiento de la central atómica de Embalse (aplazada desde principios de marzo).
Lo que Cammesa no había definido, reclamándole a la Secretaría de Energía que lo hiciera, es a quién cortarle el suministro. Según fuentes empresarias, los cortes a industrias con servicio interrumpible “fracasó en la práctica, ya que las principales afectadas, como Acindar, las cementeras y otras, elevaron quejas a Cammesa señalando que el servicio contratado, aunque más barato, no contemplaba que los utilizaran para ajustar la demanda en forma arbitraria, así que la mayoría pidió volver al servicio no interrumpible pagando la tarifa plena”. Ante ese panorama, ayer el Gobierno tomó la primera decisión fuerte. Dictó una medida de emergencia que restringirá las exportaciones de gas “hasta tanto la Secretaría de Energía pueda comprobar que existen condiciones de inyección de gas a los sistemas de transporte adecuadas para abastecer el mercado interno”.
La decisión de reorientar las exportaciones, por ahora, es sólo una posibilidad, una facultad que se atribuye el Gobierno. Pero apunta directamente al corazón actual del negocio de las gasíferas: las ventas en dólares a Chile, principalmente. Kirchner se quejó de la falta de inversiones desde 1996 para abastecer el mercado interno, pero entre 1997 y 2000 se construyeron cuatro gasoductos para exportar a Chile y uno a Brasil, con una inversión total de 1146 millones de dólares. La exportación hoy representa el 12 por ciento de la producción, por 500 millones de dólares anuales. Si el Gobierno se decidió a echar mano de esa fuente de riqueza de las empresas, es evidente que la sangre estaba llegando al río.

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