Por tercer día consecutivo, dos ministros ratificaron ayer que el Gobierno prepara un aumento de las jubilaciones. Uno de ellos fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el otro el titular de la cartera laboral, Carlos Tomada. Como en oportunidades anteriores, los funcionarios dijeron que la decisión final sobre el porcentaje de la suba y la fecha de implementación la tomará Néstor Kirchner. Página/12 reveló el último martes que los ministerios de Trabajo y de Economía y también la Anses analizan distintas propuestas para elevarle al Presidente. Las chances van desde un incremento de los haberes mínimos hasta una suba generalizada, e incluso se estudia un mecanismo para regularizar las jubilaciones otorgadas bajo la ley 18.037, que rigió antes de la reforma previsional de 1994, para terminar con los juicios contra el Estado.
Una versión que ayer cobró fuerza es que Kirchner habría decidido elevar la jubilación mínima a 300 pesos. El ajuste, en ese caso, alcanzaría a 2.150.000 personas, de las cuales 1.760.000 cobran actualmente la mínima de 240 pesos y las restantes 400.000 se ubican en la escala que va de 240 a 299 pesos. La medida entraría en vigencia a mitad de año. Pero si bien el Gobierno confirmó que en su agenda figura un incremento de jubilaciones y pensiones, todavía no quiere avanzar en precisiones. Tomada, por ejemplo, insistió en que “hay un abanico de posibilidades” en estudio. En cambio, descartó subas a empleados públicos y un nuevo decreto que beneficie a los trabajadores del sector privado.
El total de jubilados y pensionados es de 3.607.000. De ellos, un millón percibe entre 300 y 600 pesos. En la Anses se inclinan por elevar todas las jubilaciones, con porcentajes más fuertes de suba en los haberes más bajos. Pero la balanza se estaría inclinado en favor de mover sólo las jubilaciones mínimas.
Fernández se refirió exclusivamente a ellas. “Es una preocupación constante del Presidente –dijo ayer– tratar de resolver el problema de las jubilaciones mínimas que han sufrido un retardo importante en el tiempo.” Luego recordó que la actual administración dispuso un ajuste del 20 por ciento hace seis meses, aunque admitió que “sigue siendo poco”. Y concluyó que “nos vamos a ocupar de seguir corrigiendo esas jubilaciones mínimas ya que el Presidente nos instruyó para que trabajemos en eso”.
El fuerte superávit fiscal que está consiguiendo el Gobierno lo pone frente a la decisión de qué hacer con ese excedente. El FMI y los economistas ortodoxos presionan para que se reduzcan el impuesto al cheque y las retenciones, mientras que los sindicatos de trabajadores del Estado piden una recomposición salarial. El Gobierno está intentando manejar la situación enviando señales a ambos lados: por un lado, redujo el impuesto al cheque y anunció medidas para promover inversiones y, por otro, anticipa subas a los jubilados.