Los mercados financieros volvieron a registrar ayer una jornada de fuertes turbulencias. Hubo varios factores que desencadenaron las bajas: la perspectiva de que Estados Unidos adelante el proceso de suba de la tasa de interés, el precio del barril de petróleo que no detiene su racha alcista y las últimas medidas tomadas por China, que enrarecieron el clima de negocios a nivel internacional. Brasil fue uno de los que más sufrió y contagió a la Argentina. El índice de acciones líderes MerVal cayó 2,6 por ciento mientras que el dólar subió a 2,91 pesos, ambos indicadores del nerviosismo de los financistas. Esta tendencia acompañó lo sucedido en Brasil, donde el dólar avanzó hasta los 3 reales, el mayor nivel en nueve meses, y la Bolsa de San Pablo perdió 4,2 por ciento.
Los desequilibrios en los mercados se produjeron después de que Alan Greenspan, titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), les diera un baño de ortodoxia a los financistas, al formular un duro discurso en Chicago. El banquero central se mostró muy preocupado por el “enorme” déficit fiscal de los Estados Unidos, que ya trepa al 4,25 por ciento del PIB, nada menos que de 500 mil millones de dólares. Dijo que, en ese contexto, las perspectivas de la economía podrían ser aceptables para los próximos dos años, pero las de la segunda mitad de esta década son “opacas”. El Banco de Inglaterra dio ayer una muestra del escenario que se acerca: subió la tasa de interés de referencia en un cuatro de punto, al 4,25 por ciento anual.
Bajo esas perspectivas, ayer se produjeron descensos en los precios de las materias primas: la soja cayó 2 por ciento; el maíz, el 3,7 por ciento, y el trigo, el 1,7.
China también influyó para reforzar esa tendencia. En su apuro por enfriar la economía, que está creciendo a un ritmo del 10 por ciento anual, el gobierno lanzó medidas para limitar el endeudamiento privado. Debe recordarse que el gigante asiático es uno de los máximos compradores de cereales argentinos, y una brusca desaceleración de la economía china golpearía a la Argentina.
Hoy será un día clave. El gobierno estadounidense difundirá los datos de empleo del mes pasado. Si la creación de puestos de trabajo supera las previsiones de los operadores podría desatarse otra ola bajista en los mercados, ya que se reforzaría la idea de que la tasa internacional subirá más temprano que tarde.
Ese contexto internacional, al que se suma un barril de petróleo casi en 40 dólares, desfavorece a Brasil. Y, de rebote, castiga a la Argentina. El país vecino sufriría las consecuencias de un alza de la tasa internacional ya que le pondría trabas al refinanciamiento de su abultada deuda externa. En la city ya imaginan un escenario de default para el mediano plazo, y es por eso que volvieron a caer los bonos brasileños, el riesgo país subió 60 puntos, a 715 puntos. Un escenario que ayer se complicó luego de que el Senado volteara una iniciativa de Lula da Silva, lo que fue interpretado como un serio revés político para el presidente brasileño.
El mercado argentino fue contagiado por el vecino. El dólar subió dos centavos, a 2,91 pesos, aunque este alza fue convalidada por el Banco Central, que volvió a adquirir 45 millones en el mercado. Y la nueva caída de las acciones dejó al MerVal en los 1054 puntos, un 17 por ciento por debajo del record de hace un par de meses. La pregunta que se formulan en el microcentro es si el vuelco en el panorama internacional tendrá repercusiones negativas sobre la economía. Y cada vez hay más corredores que fruncen el ceño en la respuesta.