ECONOMíA
› ARGENTINA VE LIMITADO EL IMPACTO DE LAS NUEVAS TURBULENCIAS
El privilegio de vivir con lo nuestro
La salida masiva de capitales de los mercados emergentes, por la inminente suba de tasas en Estados Unidos, golpeó fuerte a Brasil, que había seducido a inversores con recetas ortodoxas.
› Por Claudio Zlotnik
El Fondo Monetario se apresuró para comunicar que las metas fiscales de Brasil quedaban aprobadas. Pero el gesto de poco sirvió. Una vez más quedó a la luz que cuando los financistas desconfían de un país, las vallas de contención son escasas y los capitales huyen hacia mercados más seguros. En el país vecino, la fuga volvió a debilitar al real, que ayer terminó en 3,06 unidades por dólar, y al resto de los activos financieros. El contagio llegó a la Argentina, donde el dólar trepó a 2,94 pesos y el índice de acciones MerVal cedió 4,7 por ciento y quedó en el valor mínimo en el año: 1005,9 puntos.
La ola bajista se inició bien temprano, no bien en Estados Unidos se difundieron datos sobre la fortaleza de la economía. En concreto, se informó que el mes pasado se crearon 288 mil puestos de trabajo, cien mil más que lo esperado por los analistas de Wall Street. A su vez, el Ministerio de Trabajo corrigió al alza los datos difundidos hace un mes. El fuerte crecimiento económico encendió el alerta de los financistas: en este contexto, Alan Greenspan podría adelantar la suba de la tasa de interés.
De hecho, ayer, varios bancos de Wall Street dieron cuenta de este cambio de expectativas. Fue el caso del JP Morgan. En su reporte dijo que la suba de tasa empezaría el mes que viene. Hasta ahora, la previsión era que eso ocurriera recién en agosto. Para el Morgan, el directorio de la FED subirá la tasa en cuatro de las cinco reuniones que le quedan en el año: sólo descansaría en el encuentro previo a las elecciones presidenciales de noviembre. En total, la tasa de corto plazo pasaría del 1 al 2 por ciento anual. Al final de 2005 ya se ubicaría en el 4 por ciento.
En este contexto de incertidumbre, los inversores internacionales huyen de los mercados emergentes. Brasil aparece como el más perjudicado porque en su momento fue el que sedujo a los financistas con sus recetas ortodoxas. Ahora, si bien esa fórmula le sirve para seguir recibiendo los mimos del Fondo, ya no logra contener a los inversores. Una economía prácticamente estancada, que habría crecido apenas el 1 por ciento en el primer trimestre, con una deuda que será más difícil de refinanciar por el aumento de la tasa internacional ahuyenta a los financistas. Además del dólar superando los 3 reales, se notó una fuerte caída de los títulos públicos con la consiguiente suba del riesgo país: terminó 60 puntos por encima al nivel de anteayer, en 772 puntos.
Otro dato preocupante refiere a que la mitad de los vencimientos de deuda empresarios no se están refinanciando, bien porque las compañías no aceptan los mayores costos o bien por la resistencia de los inversores a seguir prestando. Lo cierto es que este hecho está presionando al tipo de cambio ya que las empresas brasileñas buscan en el mercado dólares para pagar aquello que vence y no se refinancia.
Mientras tanto, la Argentina ve limitado el impacto de las turbulencias. Como permanece ajena al mercado crediticio, no se observan aumentos en las tasas. Las luces rojas, en todo caso, se observan para más adelante, y ligadas a la eventual caída en el precio de las materias primas. Ya sea por la esperada suba de la tasa internacional y también por la intención de China de enfriar su economía. Si lo logra, caería la demanda de granos, que es lo que más vende la Argentina. La actual crisis en los mercados indicaría que el precio de los commodities ya tocó su techo, sospechan los especialistas.
Con una economía que en la actualidad depende del consumo doméstico, la Argentina tiene un escudo frente a las turbulencias externas. Mientras tanto, el Banco Central avaló la trepada del dólar de siete centavos a lo largo de la semana, a pesar de las liquidaciones de divisas record de los exportadores.