ECONOMíA
› EL 5,5% PARA EL 2004 ESTA ASEGURADO, EL PROBLEMA VIENE DESPUES
¿Y si el año terminara en recesión?
› Por Maximiliano Montenegro
La baja del Estimador Mensual Industrial de abril encendió las luces de alarma. No es una caída cualquiera. Para encontrar un parate semejante hay que remontarse a los meses de julio/agosto de 2001, tiempos de corrida bancaria y de los histéricos anuncios de déficit cero de Cavallo. Pero además, es la primera señal de que la crisis energética está golpeando a la actividad económica, a lo que habrá que agregar en el futuro el nuevo escenario internacional (suba de las tasas de interés, precios record del petróleo, declinación en la cotización de los commodities), que abre un interrogante mayúsculo sobre la suerte de Brasil.
En Economía dicen que en el EMI de abril pueden estar jugando algunos elementos excepcionales no contemplados en la estadística oficial. Primero, en el primer trimestre del año casi no hubo paradas técnicas en las fábricas y muchas empresas habrían aprovechado la Semana Santa larga para realizarlas (el indicador desestacionalizado del Indec contempla los feriados del lunes, jueves y viernes, pero no los “dos días sandwich” laborables del martes y miércoles). Segundo, es probable que algunas industrias, anticipándose a la crisis energética y a los cortes preanunciados, hayan sobreproducido durante los primeros meses del año, acumulado stocks. “Limpiando” al índice de esos factores, en el equipo económico afirman que la caída de abril sería del 0,7 y no del 3,9 por ciento. Sin embargo, nadie se animó a montar una conferencia de prensa para anunciar que, después de exprimirlos lo suficiente, los números confesaron algo distinto a lo publicado por el Indec.
Más allá de la controversia técnica, en el equipo de Lavagna reconocen que hay un nuevo escenario, que obliga a revisar todos los pronósticos económicos. Este cambio es ostensible, pero, por ahora, está lejos de ser catastrófico. Entre los factores más destacables se cuentan los siguientes:
u La crisis energética, cuyo desenlace es aún incierto e impactará particularmente en la industria.
u La economía internacional, que puede desacelerarse –como consecuencia del salto en los precios del petróleo y la suba de tasas en Estados Unidos– pero desde una de las previsiones más altas de los últimos años (4,6 por ciento).
u La reversión de la tendencia alcista en la cotización de los “commodities” exportadas por la Argentina. Por ejemplo, en el último mes, el precio de la soja se desbarrancó un 14 por ciento, pero todavía está 109 arriba de los valores del 2003.
u Brasil, que con tasas de interés empinándose, se encuentra en la misma “trampa de financiamiento” en la que sucumbió la Argentina en el 2001. Por supuesto, existen diferencias desde el punto de vista macroeconómico (el sistema bancario no está tan dolarizado, hay un tipo de cambio flexible, todavía no despilfarraron el colchón de préstamos otorgado por el FMI). Pero el peso de la deuda es igual, o peor. Así, en el mejor escenario posible –y éste es el supuesto con el que prefieren manejarse en el equipo de Lavagna–, la economía del socio mayor continuará estancada, con un real devaluándose.
“Si se desalinearan los astros” (Brasil en default, recesión mundial), el impacto sobre la Argentina sería inconmensurable. Asumiendo un futuro menos traumático, en Economía sostienen el pronóstico de crecimiento del 5,5 por ciento para este año. Para los años subsiguientes, en cambio, la tasa de crecimiento promedio –incluida en la propuesta que se presentará a los acreedores– será mucho más moderada: un humilde 3 por ciento.
Dado el aumento de la actividad durante el cuarto trimestre del año pasado y el primero de este año, para el 2004 el “arrastre estadístico” fija un piso de expansión del 6 por ciento. Si la economía permaneciera estancada hasta fin de año en los niveles actuales de producción, ése sería el incremento del producto, comparado con el 2003.
De otro modo, sólo con una caída importante de la actividad económica en los últimos meses del año, el PBI podría crecer (algo) menos del 5,5 por ciento anunciado por Lavagna. Pero, ¿qué sucedería desde el punto de vista político si el año terminara en recesión?