En medio de la crisis energética, una de las principales empresas del sector eléctrico atraviesa por “una situación financiera gravísima”, según coinciden en destacar fuentes empresarias del sector. Se trata de Transener, la privatizada que controla el sistema nacional de transporte eléctrico. El problema de base radica en que la compañía se encuentra en cesación de pagos de una deuda por 530 millones de dólares. Y los acreedores, que llevan dos años sin cobrar, empezaron a recibir fallos a su favor.
Una financiera, por ejemplo, logró embargarle 12,5 millones de pesos de la facturación de una cuenta que Transener posee en Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista. A su vez, la empresa recibió un nuevo pedido de quiebra. Ya es el tercero.
El panorama de Transener se complicó en las últimas jornadas, luego de que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que depende de Economía, “suspendió los plazos” para aprobar los últimos traspasos accionarios de la compañía. Un par de meses atrás, el fondo de inversión Dolphin, liderado por el ex IRSA Marcelo Mindlin, adquirió la mitad del paquete accionario de Transener. De esta manera quedó como socia de la brasileña Petrobras.
Pero la operación quedó ahora en suspenso. Aunque el Ente Regulador de la Electricidad dio su visto bueno, Defensa de la Competencia anunció que se tomará más tiempo para evaluar los cambios. Evalúa el impacto que podría tener el ingreso de un fondo de inversión a una privatizada. Como telón de fondo existe una puja entre Dolphin y Petrobras, ya que la brasileña se había comprometido a vender su parte de la compañía.
En medio de los tironeos, fuentes del sector dijeron a este diario que si la cuestión no se destraba, la mayor transportista eléctrica corre el riesgo de presentarse en convocatoria de acreedores en las próximas semanas. “Sin definiciones sobre el paquete accionario es imposible solucionar el problema de la deuda. Y Transener corre el riesgo de que continúen los embargos”, argumentan.