ECONOMíA
› LAS POTENCIAS EVALUARAN EL PLAN BUENOS AIRES DE LA DEUDA
La prueba del Grupo de los Ocho
El Gobierno espera una señal favorable de los países más poderosos del planeta al plan para seducir a los acreedores defolteados.
Mientras los negociadores argentinos esperan el visto bueno oficial de la comunidad financiera internacional para el nuevo plan de reestructuración de la deuda, el que debería salir de la cumbre de los países del G-8 que comienza hoy en Estados Unidos, las declaraciones de los funcionarios y los acreedores continuaron acorde con lo esperado. El ministro Roberto Lavagna sostuvo que el tiempo de la negociación se terminó, y que ahora viene la etapa de “aceptación de los mercados”. En la misma línea, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se mostró confiado en que el Plan Buenos Aires logrará un alto grado de aceptación. Mientras tanto, los acreedores, como sucederá hasta el último día antes del acuerdo, continuaron disparando contra el nivel de quita implícito en el plan.
Los representantes del G-8, esto es; el G-7 más Rusia, que se reunirán desde hoy en el estado de Georgia, tendrán en su agenda, además de la evolución del precio del petróleo y del nivel de tasas de interés internacionales, la evaluación del plan de reestructuración de la deuda argentina en cesación de pagos. La meta del Gobierno es obtener un apoyo a la propuesta mejorada con la inclusión de los intereses devengados y pagos de intereses a futuro más generosos. El objetivo de máxima es que dé frutos la estrategia de alianzas bilaterales iniciada con algunos de los países del G-7, especialmente con aquellos donde se encuentran las matrices de las privatizadas locales. La apuesta es que la mejora respecto de Dubai se traduzca en un abandono del FMI, gobernado de hecho por los países del G-7, de su activo lobby a favor de los acreedores. En el Palacio de Hacienda creen que un respaldo de la comunidad financiera oficial abrirá el camino para la aceptación mayoritaria del Plan Buenos Aires. De acuerdo con fuentes del mercado, dos ejecutivos de los bancos que asesoran al Gobierno en la reestructuración viajaron a Washington para explicar las bondades del nuevo plan en persona a Anne Krueger. Ayer, desde el Ministerio de Economía sostuvieron que no está entre las facultades de los bancos asesores explicarle el Plan al Fondo.
Los acreedores, en tanto, apuestan a las ambigüedades que habrían quedado tras los anuncios realizados por Lavagna el 1º de junio pasado. Según algunas consultoras de la city, existiría espacio para negociar para mejorar condiciones “bono por bono”.
Por su parte, Lavagna sostuvo que la etapa de la negociación con los acreedores está terminada. “Ya estamos en etapa de vender, de colocar los bonos en los mercados. La etapa previa ha terminado, ya se negoció, ahora son los mercados los que tienen que decidir”, describió. El ministro disparó además contra uno de los titulares del Comité Global de Acreedores, el ex directivo del Banco de Roma Nicola Stock, a quien le recomendó que “se deje de golpear puertas”. Hizo referencia así a la insistente búsqueda del lobbysta italiano del apoyo del FMI, empujón que ya logró en oportunidad de la segunda revisión del cumplimiento de las metas del stand by en curso, cuando el organismo intentó que el Comité Global sea reconocido como interlocutor privilegiado de los acreedores.
En tanto, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, manifestó la confianza del Gobierno en que los acreedores privados aceptarán el nuevo plan. “Me parece que hay buena predisposición por parte de los acreedores para analizar y aceptar esta oferta. Estamos confiados, no sentimos que vamos a tener un rechazo como preanuncian”, reflexionó. “Me parece que los acreedores están observando el esfuerzo que está haciendo el país, y que hay buena predisposición, contrariamente a lo que muchos anuncian en Buenos Aires”, agregó.
Las declaraciones de los funcionarios se produjeron luego del cerrado rechazo demostrado por las organizaciones que representan a los acreedores, las que, previsiblemente, amenazaron con boicotear el plan de reestructuración y, al igual que el Gobierno, esperan una definición a su favor del FMI.