ECONOMíA
› FALLO EL PRONOSTICO SOBRE EL PRECIO DEL CRUDO
El gasoil escapó del freezer
› Por Raúl Dellatorre
A las petroleras y al Gobierno les falló el pronóstico. El 18 de mayo, representantes de Repsol YPF, junto al jefe de Gabinete y el ministro de Planificación, anunciaban el compromiso de mantener inalterado el precio de los combustibles (naftas y gasoil) “sin plazo y con intención de permanencia”. La promesa se asentaba en la hipótesis de que el petróleo crudo había alcanzado un techo de precio de 40 dólares por barril y que, a partir de ahí, sólo podía esperarse una baja. Pero tanta promesa de estabilidad apenas se extendió durante 52 días. Al aumento del gasoil por parte de Repsol YPF del último fin de semana se sumó ayer la decisión, en igual sentido, de Petrobras, con lo que las “cuatro grandes” terminaron alineando su política de precios, siguiendo la tendencia alcista del crudo a nivel internacional.
Fuentes de la principal petrolera en el mercado local, Repsol YPF, aseguraron que la suba dispuesta a partir del domingo “es de carácter defensivo”, en alusión a que el aumento de la cuota del mercado las había obligado, primero, a discontinuar las exportaciones a Paraguay y, finalmente, terminar importando gasoil para abastecer la demanda interna.
Precisamente, la referencia en el comunicado del sábado último de la petrolera española a la “disminución en la entrega del resto de las empresas” provocó la reacción de, al menos, una de ellas: Shell. La firma anglo-holandesa respondió, a través de un vocero, que “Repsol YPF no aclara que a las refinadoras no integradas (las que no producen crudo en el país) les es difícil abastecerse en el mercado local y, muchas veces, tienen que recurrir a la importación de petróleo o directamente de gasoil, a precios muy por encima de los de venta local; es decir, a pérdida”.
Desde que, en mayo, Esso y Shell aumentaron un 4 por ciento el precio del gasoil mientras las otras marcas lo mantenían congelados se produjo un corrimiento de la demanda en favor de Repsol YPF, que asegura haber pasado del 47 al 53 por ciento de participación en el mercado. “Cada punto de aumento representa una demanda adicional de un millón de litros de gasoil, que sólo se puede atender importando a pérdida”, resumió una fuente de la empresa. Este cambio en la composición del mercado, sumado a la suba del precio internacional, llevó a romper la regla de congelamiento de precios acordada con el Gobierno.
El incremento en surtidor dispuesto por Petrobras, como valor de referencia, es del 2,7 por ciento. Repsol YPF, a su vez, había ajustado sus precios en el 2,5 por ciento, respetando sin embargo el valor al que les vende a los transportistas con subsidio del Estado. “El aumento está en línea con la suba del precio internacional del petróleo”, justificaron en la petrolera brasileña, “y en razón de la situación financiera de las estaciones de la marca Eg3, que deben importar parte del gasoil que venden”.
Petrobras es una empresa integrada verticalmente: produce crudo, y refina y comercializa combustibles, al igual que Repsol YPF. Pero, a diferencia de la empresa española, la brasileña comercializa más de lo que produce y refina, con lo cual debe abastecerse desde el exterior de combustibles líquidos para mantener su cuota de mercado. Shell y Esso, a su vez, refinan el crudo que les compran a otros productores, para comercializar el combustible con sus propias marcas.
Cuando sube el precio internacional, las empresas integradas sólo se perjudican en la medida en que “dejan de ganar” por tener que atender el mercado interno en vez de exportar, ya sea crudo o combustibles. Es lo que les planteaba, hasta mayo, el Gobierno a las petroleras para que renunciaran a subir los precios en surtidor: “No les pedimos que pierdan sino que dejen de ganar algo”. Ante la suba internacional, la posición de las “no integradas” es distinta, porque deben pagar más caro el crudo que procesan.
El problema para el Gobierno es que la solución planteada desde enero del 2003 (durante la gestión de Duhalde), y reiterada en mayo de este año,estaba pensada para una situación de “coyuntura” que, a esta altura, dejó de serlo: un precio del crudo que escaló hasta instalarse en torno a los 40 dólares. La baja esperada no ocurrió, y ya son muchos los que piensan que no ocurrirá en el corto plazo.