El sistema energético superó la ola de frío polar que azotó en los últimos días a todo el territorio nacional, en medio de una creciente demanda de gas y energía eléctrica, producto no sólo de las condiciones climáticas sino también de una recuperación productiva luego del parate de abril pasado.
En ese sentido, las medidas implementadas por el Gobierno para superar la crisis energética generada a partir de la falta de gas permitieron atender sin dificultades una mayor demanda, que continúa creciendo, fundamentalmente por una recomposición de la actividad económica. “Desde febrero, todos los meses dicen que al mes siguiente habrá desabastecimiento de combustibles, gas o energía eléctrica, y hasta ahora nunca sucedió”, afirmó un funcionario del Ministerio de Planificación. Y agregó que “ahora también dicen que puede haber desabastecimiento el año que viene o el próximo, pero los que dicen eso son los que tienen intereses contrarios a que al país le vaya bien”.
Desde el Gobierno se desmentía así una versión que pronosticaba que faltaría GNC en algunas zonas de Entre Ríos, versión recurrente en los últimos meses y que hasta ahora no se ha transformado en realidad. El ingreso del fuel oil venezolano, la puesta en servicio de la Central nuclear de Embalse, la importación de 500 megavatios de energía desde Brasil, la compra de 4 millones de metros cúbicos diarios de gas a Bolivia y un volumen similar aportado por el yacimiento El Portón de Neuquén permiten satisfacer una demanda que crece.
Esas medidas tienen un costo fiscal de poco más de 2000 millones de pesos. Para atender el crecimiento de la demanda, en junio hubo más oferta eléctrica por la vuelta al sistema de la central nuclear de Embalse, que está suministrando unos 300 MWh, y por un mayor aporte de las centrales hidráulicas de Yacyretá, Salto Grande. Pero además las generadoras hidráulicas de la región del Comahue levantaron su cota como consecuencia de las fuertes lluvias que ocasionaron inundaciones en la zona en los primeros días de julio. Precisamente, uno de los principales deficits que había mostrado el sector energético a principios del segundo trimestre del año era la baja hidraulicidad de las represas hidroeléctricas que habitualmente aportan al sistema el 51 por ciento de la energía, seguidas por las térmicas con el 42 por ciento y las nucleares con el 7 por ciento.