Vie 12.04.2002

ECONOMíA

El nuevo sistema será con menos bancos, sucursales y personal

En el Banco Central y en agencias de riesgo ya están imaginando el sistema financiero que quedará, superada la crisis del corralito. Se proyecta un esquema de banca transaccional y otra de inversión.

› Por Claudio Zlotnik

¿Cuál es el futuro de los bancos después del corralito? ¿A qué se dedicarán? ¿Volverá el crédito? Por lo pronto, hay algo que ya nadie discute: el modelo bancario que existió hasta fin del 2001 quedó arrasado por la corrida financiera, el default y la incautación de los depósitos. Habrá cierres masivos de sucursales y despidos de personal. Y si bien en el Banco Central se niegan a estimar cuántos bancos dejarán de operar, lo cierto es que el negocio del sector se achicará sensiblemente.
Expertos consultados por Página/12 coincidieron que en los próximos meses cerrarían entre 30 y 50 por ciento de las 4580 sucursales que existían hacia fines de 2001 (últimos datos oficiales). Y que habrá un fuerte ajuste de personal. En la actualidad, el sector bancario emplea a 100 mil personas. Los cálculos más conservadores mencionan la posibilidad de 20 mil despidos. Otros arriesgan una situación mucho más angustiosa, elevando esa cantidad a 40 mil.
Después de la corrida de fin de año y el corralito, en el Banco Central ya trabajan sobre los cambios que vendrán. Para comenzar las definiciones se espera el resultado de las negociaciones con el Fondo. El modelo que imaginan los funcionarios es el de México. Después del Tequila, el sistema financiero mexicano quedó dividido en dos: la banca transaccional y la dedicada exclusivamente a las inversiones. Según los expertos, el beneficio de este esquema radica en aislar a la economía de los eventuales problemas que pudieran tener los bancos. Si quiebra una entidad de inversión, la marcha económica no tendría motivos para resentirse ya que las operaciones comerciales se efectúan en bancos especializados que, por su condición, trabajan con muy bajo nivel de riesgo.
En los despachos oficiales sostienen que los bancos de inversión se dedicarían a captar depósitos y a otorgar préstamos. En tanto, los transaccionales se limitarían a cobrar comisiones por las operaciones en las cuentas a la vista (tarjetas de crédito, otorgamiento de chequeras, cuentas sueldo, pagos de servicios, entre otras). El primer problema que salta a la vista es que para los grupos extranjeros que invirtieron en el país, esas tareas parecen poco negocio para sus poderosas estructuras. En este contexto, en el Gobierno admiten que no les llamaría la atención que alguna entidad extranjera deje la Argentina. En el Central aseguraron que, pase lo que pase, “los ahorros de la gente serán preservados”.
Todavía no está definido cuáles serán los bancos que operarán en el segmento de inversiones. Lo que sí presumen los expertos es que las líneas crediticias de largo plazo tardarán varios años en reaparecer. Básicamente, porque no habrá demasiados inversores deseosos de depositar su dinero en los bancos. “Habrá que esperar por lo menos tres años para que se recree la confianza. Después de la hiperinflación y el Tequila, los ahorristas se volcaron a las entidades porque confiaron en su solvencia. Ahora no está nada claro qué evento podría hacer renacer la confianza”, señaló a Página/12 Gabriel Caracciolo, analista bancario de la agencia Standard & Poor’s. En un reciente informe publicado en el Financial Times se reseñó que la Argentina había tardado desde 1989 a 1995 para restaurar la credibilidad en los bancos. Y concluyó el análisis preguntándose cuántos años demorará la nueva reconstrucción. El artículo se titulaba “Cuenta regresiva hacia el desastre”.
La banca de inversión, en todo caso, limitará sus préstamos de corto plazo a las empresas líderes y apuntará a los individuos de altos ingresos, siempre y cuando vuelvan los depósitos al sistema. En este rubro, los bancos también buscarán afilar sus ganancias en el mercado cambiario, reestructurando la deuda de las empresas, y otorgando líneas de comercio exterior, que son aquellas destinadas a prefinanciar exportaciones (también son de muy corto plazo). Ningún financista consultado por este diario pudo estimar cuándo retornarían los créditos alas pequeñas y medianas empresas. “Me imagino que las líneas pymes quedarán a cargo de la banca pública”, insinuó Caracciolo.
Con respecto a lo que venía ocurriendo hasta hace un tiempo, el cambio parece significativo: durante el 2001, las principales fuentes de ingresos de los bancos fueron la intermediación financiera (la diferencia que hacían entre tomar dinero a una tasa de interés más baja a la que luego prestaban) y el rendimiento de los títulos públicos. En algunos bancos, ese rubro llegó a explicar el 70 por ciento de su rentabilidad. Ahora, sin depósitos y con el Estado nacional y las provincias en default, se acabaron los negocios fáciles.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux