El ministro de Planificación, Julio De Vido, obtuvo del presidente boliviano Carlos Mesa la confirmación para convertir el acuerdo de importación de gas firmado durante la crisis energética en un acuerdo de largo plazo destinado a garantizar la provisión para el gasoducto del Noroeste. También se acordó un cronograma para integrar a la petrolera estatal residual de Bolivia, YPFB, a Petrosur, el proyecto de empresa energética latinoamericana que impulsan Hugo Chávez y Néstor Kirchner.
Argentina y Bolivia firmarán el próximo 30 de septiembre un acuerdo para garantizar la continuidad de las importaciones de gas. El anuncio fue hecho por el presidente Carlos Mesa tras la reunión mantenida en La Paz con De Vido. El acuerdo debería sentar “las bases para el desarrollo del gasoducto del Noroeste Argentino”, sostuvo Mesa al término del encuentro. De esta manera, se mantendrá el compromiso boliviano de aumentar el volumen de gas natural que se exporta a Argentina, de 4,0 a 6,5 millones de metros cúbicos diarios. Será “el primer salto cualitativo a partir del referéndum de julio en nuestro país”, agregó el mandatario, en referencia al plebiscito que allanó las exportaciones gasíferas, trabadas por la oposición política.
El Congreso de Bolivia comenzó el pasado jueves el debate del proyecto de una nueva normativa petrolera, propuesta por el Poder Ejecutivo tras haber recibido la autorización para cambiarla en un referendo celebrado el 18 de julio pasado. Bolivia, que por ahora sólo exporta a Argentina y Brasil, posee reservas de gas por al menos 1,4 billón de metros cúbicos, la más grande de América latina después de las de Venezuela.
Como contrapartida del compromiso de exportación boliviano, De Vido sostuvo que Argentina, además del pago por el fluido, puede brindar a su vecino “tecnología en redes de gas, que se instalen fábricas argentinas, como empresas de GNC, experiencia en el área nuclear, desarrollo de la soja y de la genética”.
Los acuerdos de importación de gas surgieron durante el pico de la “no crisis” energética. En teoría, únicamente pretendían superar la coyuntura hasta tanto las empresas que extraen el fluido en la Argentina regularizaran los niveles de provisión tras la maduración de las inversiones. Algunas petroleras locales anunciaron incluso la puesta en funcionamiento de nuevos gasoductos que permitirían mitigar, al menos en parte, el problema. Fue el colofón de los escarceos que había desatado el Gobierno al acusar a las empresas de “sentarse sobre los pozos”, pero que también provocó la imposición de retenciones a las exportaciones de gas, excluidas hasta entonces de ese gravamen. Ahora, las gestiones de De Vido con la cúpula del gobierno boliviano, con la obtención de un acuerdo garantizado por el propio presidente Mesa, indican que las importaciones desde Bolivia ya no serán coyunturales. En tanto, las exportaciones a Chile dejaron de generar conflictos diplomáticos, aunque no regresaron a los niveles precrisis.
En otro orden, el ministro señaló, en coincidencia con Mesa, que se profundizarán las relaciones comerciales bilaterales. Para este fin se realizará un encuentro binacional de carácter político empresario, destinado “a la promoción económica, comercial, las inversiones y el turismo de los dos países”, se informó en La Paz. También trascendió que los funcionarios de ambos países trataron la conformación de Petrosur, pero no se dieron a conocer mayores detalles.
Esta semana, el presidente Néstor Kirchner anunció el llamado a licitación para la construcción del gasoducto del Noreste, que tendrá una recorrido de 1000 kilómetros a través de siete provincias, con una capacidad de entre 20 y 30 millones de metros cúbicos por día. El Gobierno estimó el inicio de las obras para los primeros meses del 2005 y su conclusión para el segundo semestre del 2006.