Si está en la palmera, dedíquese a exportarlas. Tal la recomendación que surge de una información proporcionada ayer por el Senasa. Según el parte, entre enero y julio fueron exportadas 3559 palmeras ornamentales, cobrándose por ellas 597.912 dólares. Esto quiere decir que el precio promedio por ejemplar fue de 168 dólares. Teniendo en cuenta la suerte que corren en la ciudad placas de bronce, herrajes, estatuas, tapas de desagüe y tendidos de cobre, es de temer que ahora dé comienzo un masivo desentierre de palmeras.
Las primeras que corren peligro son las de Plaza de Mayo, utilizadas últimamente como postes para picados futbolísticos.
El boom en esta exportación tradicional, cuya facturación creció un 61 por ciento, obedece a la ávida demanda de diversos países de la Unión Europea, particularmente Italia, España, Portugal y Gran Bretaña. En ciudades del Viejo Continente está cundiendo la moda de crear playas artificiales, a imagen de las inauguradas en París sobre las márgenes del Sena, plantando palmeras en grandes macetones y esparciendo arena. China y Hong Kong también son compradores.
Quizá para desalentar los pillajes, el Senasa obliga a que las palmeras a ser exportadas estén, antes del 31 de octubre de cada año, en alguno de los 16 viveros inscriptos en el ex Instituto Nacional de Semillas con el fin de interceptar plagas y someterlas a tratamientos fitosanitarios.