Sáb 28.08.2004

ECONOMíA  › REPROCHE A EMPRESARIOS NACIONALES POR SUS QUEJAS Y RECLAMOS

“Nunca en la vida tuvieron tanto”

Federico Poli protagonizó un inusual choque con los dirigentes del grupo Industriales, de la UIA, a quienes les reprochó que le retaceen apoyo al Gobierno. “Si no apoyan al Gobierno, entonces no sé cuál es su sustento”, les preguntó el subsecretario pyme.

› Por David Cufré

“Ustedes se quejan por la retención del 5 por ciento, pero tienen un tipo de cambio que no tuvieron nunca en la vida. Si ustedes no apoyan al Gobierno, no sé cuál es su sustento, porque los bancos no son, las multinacionales no son. Si alguien los escucha pensaría que los productores de bienes de capital están muy mal. Me parece que sus reclamos no se corresponden con la realidad del sector. Me llevo una triste imagen al ver este tipo de reclamos.” Federico Poli, subsecretario pyme y miembro del equipo de Roberto Lavagna desde sus primeros días como ministro, les contestó de ese modo a los industriales con los que compartía panel, quienes por más de media hora se habían estado lamentando por los inconvenientes que encuentran para producir. Fue un cruce inusual por la dureza de las palabras y por el contexto. Se dio en el marco de un nuevo encuentro de Industriales, la línea opositora de la Unión Industrial Argentina, que se desarrolló ayer en esta ciudad.
Industriales, curiosamente, es la división de la central fabril bendecida por Lavagna. En los hechos, la comanda el Grupo Techint, que a su vez es el principal sostén del ministro desde el ámbito empresario. Gracias a la intervención del jefe de Economía, Industriales consiguió dos sillas en el Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo. Además, tanto Lavagna como Julio De Vido están ejerciendo presión para terminar con las divisiones en la UIA. Por otra parte, Poli proviene de las filas de la UIA, donde se desempeñaba como economista hasta su pase a la función pública. Fue por eso que, al final de su alocución, el subsecretario aclaró para distender que “esto lo digo entre amigos”.
Poli escuchó más de un reclamo antes de responder. El primero fue de Manfredo Arheit, presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas (Adimra), quien sostuvo que los empresarios requieren “señales más claras de política industrial”. Luego fue más preciso: “Las pymes necesitamos financiamiento a tasas ostensiblemente inferiores al 10 por ciento.
El Gobierno nos ofrece créditos más baratos, pero es muy difícil acceder a ellos porque se traban con tanta burocracia”. Seguían sus palabras unos 300 empresarios de todo el país que participaron del evento.
Varios de ellos dijeron lo mismo que Arheit. Norberto Taranto, dueño de la autopartista que lleva su apellido, radicada en esta ciudad, sostuvo en diálogo con Página/12 que “este Gobierno está actuando, pero necesitamos que lo haga más rápido”. A modo de ejemplo, indicó que “hace tiempo le pedimos que nos permita depositar los dólares que generamos por exportaciones en el Banco Central, para reutilizarlos en el pago de importaciones”. De ese modo, los industriales se ahorrarían la comisión que les cobran los cambistas cuando liquidan divisas y cuando deben recomprarlas para adquirir insumos en el exterior. Además, no pagarían el 1,2 por ciento del impuesto al cheque. “Son pequeños contrapesos que terminan conformando una carga. Para nosotros un dos por ciento más de rentabilidad es muy importante”, agregó.
Taranto, por otra parte, apuntó en la misma dirección que lo hicieron los fabricantes de bienes de capital. “No tiene ningún sentido que sigan aplicando retenciones del 5 por ciento sobre los bienes industriales. En lugar de incentivar las exportaciones, como hace Brasil, acá las desalientan.” El empresario recordó que las retenciones se impusieron cuando el dólar cotizaba a 3,60 pesos. “No pedimos ni subsidios ni protección, sino igualdad de condiciones para competir” con Brasil, completó. Taranto es una empresa mediana con una participación del 65 por ciento en el mercado local de piezas y repuestos para autos. El mismo nivel de producción que coloca internamente lo exporta a Brasil, lo que la convierte en el segundo proveedor del país vecino. Proyecta una inversión de 2 millones de dólares para ampliar su planta en San Juan.Otro de los empresarios que se quejó por la “falta de política industrial” fue Carlos Bueno, presidente de la Cámara del Calzado. “Uno de nuestros principales problemas en este momento es la escasez de operarios calificados”, apuntó, y reclamó ayuda al Gobierno para la capacitación de personal.
En el marco de tantos reclamos, Poli estalló cuando escuchó a Eduardo Guerra, de Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa). Fue él quien habló en representación de los fabricantes de bienes de capital. En los últimos seis años, repasó, la producción del sector verificó una contracción “del 17,5 por ciento anual en dólares”. “La Argentina tiene una balanza comercial sistemáticamente deficitaria” en este rubro. En 2003, el déficit fue de 2508 millones de dólares. El 75 por ciento de las importaciones proviene del Mercosur. “Queremos que se igualen las condiciones con Brasil y con otros países productores”, demandó, igual que Taranto y otros empresarios. Y también pidió que se implementen “programas de formación de cuadros técnicos”. Cuando le tocó el turno, Poli sacudió a Guerra, al resto de los panelistas y al público con su afirmación de que se lleva “una triste imagen” de los industriales, cuando las actividades productivas se ven favorecidas por un tipo de cambio competitivo. “Si ustedes no apoyan al Gobierno, no sé cuál es su sustento, porque los bancos no son y las multinacionales no son”, les recordó.

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