El Bank of New York, coordinador internacional del canje de la deuda, informó ayer que la adhesión a la operación ya alcanzó el 42,35 por ciento, por un total de 34.650 millones de dólares, sobre la deuda elegible. Corresponden a los formularios recibidos hasta el viernes pasado. Significa que durante la última semana hubo aceptaciones por 12.850 millones y se transformó en un enorme respaldo de los minoristas a la operación. Ante la noticia, que desbordó con amplitud los cálculos provisorios dados a conocer por Roberto Lavagna, las acciones alcanzaron un nuevo record: el índice MerVal subió 3,2 por ciento. En el Gobierno ya se preparan para el día después: los funcionarios evalúan las medidas que se tomarán para sostener el tipo de cambio y controlar el ingreso de capitales especulativos una vez concluido el canje.
Sin contar los primeros dos días de la semana, la adhesión al canje ya se encuentra muy cerca del 50 por ciento que Roberto Lavagna consideró suficiente para declarar la salida del default. No obstante, en el equipo económico consideran que el nivel finalmente llegará al 80 por ciento.
El fuerte salto en el nivel de adhesiones se produjo por una ola de formularios que llegaron desde Europa y los Estados Unidos sobre el fin de la semana pasada. En Economía creen que las planillas fueron presentadas por pequeños inversores y que buena parte de éstas correspondieron a argentinos que fugaron sus ahorros al extranjero antes de la crisis. En el Palacio de Hacienda también presumieron que existió una fuerte presencia de italianos, los más opositores a la reestructuración.
Anoche, algunos observadores desconfiaban de los últimos datos divulgados en forma oficial. En la city sostenían que algunos bonos que entraron al canje entre jueves y viernes últimos fueron contabilizados de una manera distinta al resto y que, por ese motivo, se llegaba a los 34.650 millones de dólares anunciados.
El Gobierno sostiene la hipótesis de que el envío de la ley que deposita en el Congreso la responsabilidad de la deuda terminó de decidir a muchos inversores que especulaban con una mejora en la oferta. En especial a los residentes argentinos con papeles en el exterior, básicamente en Estados Unidos y en Suiza.
El otro dato que seguían manejando ayer las autoridades daba cuenta de una importante inclinación hacia los títulos nominados en pesos. Este diario publicó en su edición del sábado pasado que, de acuerdo a las propias estimaciones del Gobierno, un 48 por ciento de la deuda pública quedaría pesificada una vez terminada la operación.
Anoche, un miembro del equipo económico aceptó, en diálogo con este diario, que la pesificación de la deuda será un hecho “totalmente novedoso” para la Argentina: “Tendremos los pasivos alineados con nuestros ingresos”.
Para los funcionarios, el nuevo esquema traerá desafíos en el ámbito financiero: un mismo bono –por ejemplo, el Discount– tendrá una emisión de nada menos que unos 20.000 millones de dólares, la mitad en pesos y el resto en monedas duras (dólares, euros, yenes). Seguramente, los títulos en pesos tendrán una diferencia con el resto, que equivaldrá a la expectativa que tengan los financistas sobre la evolución del tipo de cambio. Ese diferencial tendrá relación con el riesgo cambiario en la Argentina. En Economía ven como imprescindible la formación de un mercado de futuros y opciones para restarle volatilidad a los vaivenes del mercado.
Lejos de estas previsiones a futuro, la city ayer fue una fiesta. Conocido el dato de la importante aceptación al canje, el MerVal llegó al record de 1480 puntos. El volumen de negocios, por 143 millones de pesos, el doble que en la sesión anterior, indica que la euforia atañe no sólo a los inversores locales sino también a los extranjeros. Los bonos tampocodetuvieron su marcha ascendente de la última semana: ayer, los Boden avanzaron 0,6 por ciento en promedio.