A través de la Declaración de Buenos Aires, los gobiernos de la Argentina y el de Paraguay suscribieron el compromiso de comenzar las obras faltantes para terminar en el 2008 Yacyretá, de modo tal que para esa fecha la presa binacional esté funcionando a pleno. Para elevar la cota hasta los 83 metros, el Tesoro Nacional aportará 563 millones de dólares en los próximos cuatro años, el grueso del financiamiento previsto para que la central pueda aportar hasta un cuarto de la energía que consume el país.
La firma de aquel documento estuvo liderada por los ministros de Planificación, Julio De Vido, y el de Obras Públicas y Comunicaciones de Paraguay, José Alderete, junto a otros funcionarios nacionales y de localidades ubicadas a ambos lugares de la frontera. Según el acuerdo que dio origen a la Entidad Binacional Yacyretá, Argentina es la responsable de aportar los recursos, bien sea repagando préstamos de organismos multilaterales, bien con fondos de Rentas Generales. Y Paraguay es hoy la que tiene una mayor tarea pendiente en materia de relocalización de personas que están ocupando terrenos que se anegarán cuando el embalse amplíe su capacidad.
Yacyretá es hoy la principal generadora de energía eléctrica del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), al que entrega el equivalente al 14 por ciento del total generado en la Argentina. Pero cuando se suba la cota hasta el tope previsto, ese aporte se incrementará a 19.680 GW anuales. Así su proporción se elevará hasta el 24 por ciento, minimizando la importancia relativa que tienen hoy otras fuentes de energía. Todas las obras necesarias para este cometido, incluidas las de reparación por los daños ambientales que origina la presa, serán financiadas con préstamos del BID y del Banco Mundial o aportados en forma directa por el presupuesto local.