ECONOMíA
› LAVAGNA VOLVIO A ASOCIAR SALARIOS CON INFLACION ANTE LA CGT
Un viejo fantasma salió del ropero
Mientras negocia nuevos acuerdos de precios con productores de alimentos, Economía trata de contener las demandas de subas salariales.
› Por David Cufré
La clave es controlar la inflación y, para ello, hay que controlar salarios. Ese es el argumento de Roberto Lavagna para defender una estrategia a dos puntas: negociaciones con empresarios para evitar subas de precios y diálogo con dirigentes sindicales para que no presionen por aumentos de sueldos. Después de los convenios con productores de carne vacuna, aviar y con la industria láctea, el equipo económico inició negociaciones con otros sectores de la alimentación (harinas, aceites, bebidas) y con los fabricantes de productos de tocador y de limpieza. Todos estos rubros se sumarán al pacto general de precios, una suerte de concertación antiinflacionaria. Y para quienes no se sumen, el Gobierno prepara un aumento de las retenciones a las exportaciones. El ministro de Economía, al mismo tiempo, les pidió ayuda a José Luis Lingeri y Susana Rueda, jefes de la CGT con quienes se reunió ayer.
Hugo Moyano, el otro miembro de la conducción de la central sindical, quedó solo en su pelea con Lavagna. “El ministro está medio asustado con la inflación”, provocó el dirigente camionero. “Yo no lo entiendo –siguió–, pero si no quiere aumentar salarios, si quiere mantener el 30 por ciento perdido (desde la devaluación), que lo diga.”
La respuesta del Palacio de Hacienda fue que “la mejor manera de seguir recuperando la capacidad de compra de la población es con estabilidad de precios y salarios”. Así lo afirmó el vocero de esa cartera, Armando Torres, en su reproducción del diálogo de Lavagna con Rueda y Lingeri. También contó que el ministro “les ratificó (a los sindicalistas) que no hay ningún caso en el mundo en que la suba de salarios le gane a la suba de precios, cuando hay un proceso inflacionario”. “La Argentina no es una excepción, sino que su pasado confirma la regla”, completó el funcionario.
Lavagna rechaza aumentos salariales generalizados. Su opinión merece algunos cuestionamientos de segundas líneas del Ministerio de Trabajo, pero ni Néstor Kirchner ni Carlos Tomada lo contradicen en lo esencial. La decisión política a máximo nivel es descartar la opción de nuevas subas por decreto, por lo menos hasta mitad de año.
El diagnóstico del Palacio de Hacienda es que la escalada inflacionaria del verano terminará en el segundo trimestre. En parte, debido a que el Estado se convertirá en una aspiradora de recursos del sector privado por la liquidación de Ganancias. Pero más importante que ello, porque los aumentos se debieron a factores estacionales y a situaciones puntuales que no volverán a repetirse. Por ejemplo, mencionan las subas en turismo, carnes y lácteos, la recuperación de márgenes de ganancias de minoristas, ajustes postergados en servicios que se hicieron posibles en un contexto de expectativas favorables por el éxito del canje de deuda (garajes, prepagas, peluquerías) e intentos de sacar ventajas en la puja distributiva por parte de algunos rubros.
El último de esos elementos es lo único que le preocupa al equipo económico. Para contrarrestarlo, convocó a los acuerdos de precios. Así es como ya firmaron los productores de carne vacuna, de pollos y de lácteos, y en breve lo harán otros fabricantes de alimentos y bebidas, así como productores de bienes de tocador y limpieza. Ese es su plan para combatir la inflación. Pero su estrategia se verá en problemas, aducen, si en este momento hay aumentos generalizados de salarios. De allí que Lavagna salió con los tapones de punta contra el intento de la Unión Industrial y la CGT de establecer algún convenio general sobre sueldos.
“Hay una aceleración transitoria de la inflación que terminará pronto. Pero un aumento de sueldos reavivará el fuego y lo que es pasajero se puede convertir en permanente”, justifican cerca de Lavagna. Los asalariados, según esta versión, recuperarán la pérdida más adelante, con incrementos en sus ingresos que estarán en relación con el aumento de la productividad de los sectores que los emplean. Rueda y Lingeri compraron esa explicación. “El ministro me anticipó que estudia diversas medidas” para frenar la suba de precios, comentó la primera. Como se mencionó al comienzo, las medidas consistirán en la firma de nuevos convenios con distintos sectores empresarios para retrotraer aumentos y el alza de las retenciones a las exportaciones a los rubros que no cumplan plenamente con lo pactado. El primer candidato para esto último es el sector de la carne, que este año verá crecer sus ventas al exterior en un 40 por ciento.
“La clave es evitar que la aceleración puntual de precios del verano se traduzca en conductas permanentes”, insistieron en Hacienda. Lavagna les dijo a Rueda y a Lingeri que el ámbito para discutir un incremento del salario mínimo es el Consejo del Empleo y el Salario, mientras que a nivel sectorial deben darse negociaciones paritarias.
Desde el ámbito empresario, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos y miembro de la Unión Industrial, Manfredo Arheit, sostuvo que “las negociaciones entre la UIA y la CGT son importantes, pero tiene que quedar claro que si alegremente se aumentan los salarios volvemos a la Argentina de la hiperinflación”.