ECONOMíA
› EL DOLAR CAYO POR DEBAJO DE
2,90 PESOS EN EL MERCADO MAYORISTA
Economía sólo piensa en los precios
La retirada de la demanda de la banca oficial y las compañías líderes desinfló el mercado de divisas. Economía privilegia la lucha contra la inflación y optó por no inyectar más circulante.
› Por Claudio Zlotnik
El repliegue del Banco Central y del Nación del mercado cambiario dio lugar a una caída del dólar. La cotización cerró a 2,905 pesos para la venta en las casas de cambio, el nivel más bajo del año. En el segmento mayorista, donde operan los bancos y las compañías líderes, el billete verde cayó todavía más y terminó en 2,895 pesos. En ambos casos implican un centavo menos que en la jornada anterior. La escasa demanda y la tímida intervención de los bancos oficiales fueron la clave del retroceso. Aunque en el Gobierno no vayan a admitirlo, la baja del dólar de las últimas jornadas da cuenta de la preocupación por el salto inflacionario.
El rebrote de la inflación modificó la estrategia oficial. De un Banco Central activo en la compra de dólares para sostener la cotización se pasó a uno mucho más aplacado, que en el último mes adquirió apenas un promedio de 8 millones de dólares diarios en el mercado. Ayer fueron tan sólo 2,5 millones, a pesar del incremento en las liquidaciones de los exportadores.
Algunos observadores interpretaron que la jugada de ayer del Central y del Nación, retirándose prácticamente del mercado, fue una señal a los operadores y a los formadores de precios que la preocupación número uno del Gobierno pasó a ser la inflación, quedando relegada la obsesión por un dólar lo más cercano posible a los 3 pesos.
La apuesta forma parte de una batería de medidas financieras que se tomaron en las últimas semanas, con el objetivo de disminuir las expectativas inflacionarias de los agentes: hubo aumentos en las tasas de interés para absorber pesos y una menor intervención de la autoridad monetaria en el mercado cambiario. Conclusión: en el primer trimestre, la base monetaria se contrajo en 2275 millones de pesos. Los últimos datos sobre inflación parecieron reforzar la actitud conservadora del Central.
A comienzos de año, luego de un diciembre con compras record de divisas, Martín Redrado disminuyó los encajes bancarios para disminuir la base monetaria. La creciente inflación disparó nuevas iniciativas: se elevó la rentabilidad de los préstamos de corto plazo de los bancos al BCRA (pases pasivos), del 2,5 al 3,25 por ciento anual, y se aumentaron las tasas de interés de las Letras (Lebac) que semanalmente emite el Central. La suba del costo del dinero ya tuvo impacto en los plazos fijos: el rendimiento de los mayoristas a 30 días, por más de un millón de pesos, pasó de 2,79 a 3,55 por ciento anual en las últimas dos semanas.
Si bien las tasas siguen siendo negativas en términos reales, los últimos ejemplos sirven para ilustrar la maquinaria que se puso en marcha una vez que se tomó la decisión de pelearle a la inflación con la receta ortodoxa.
La cuestión de fondo, ahora, pasa por saber si el Banco Central y el Gobierno están dispuestos a dejar caer al dólar para asegurarse que se acabó el problema de la inflación. Seguramente, un retroceso del tipo de cambio aplacaría los aumentos de precios. Ese es el reclamo de los sectores ligados a la ortodoxia económica, incluido el Fondo Monetario.
En lo que va de la semana, el dólar cedió cuatro centavos. No es casual que el BCRA se haya retirado del mercado, justo cuando se aceleraron las ventas de los exportadores. Ayer liquidaron 55,6 millones de dólares duplicando los montos de las últimas jornadas. En una compañía exportadora líder dijeron a este diario que el apuro respondió a que existe el temor a que la cotización siga para abajo en los próximos días.
En el mercado cambiario aseguran que entre abril y junio se liquida la cosecha gruesa, principalmente soja, por lo que se espera una lluvia de dólares en la city.
No puede negarse que el escenario es diferente al imaginado en los despachos oficiales. Hasta hace un mes en los despachos oficiales se discutían los refuerzos a los controles cambiarios que se implementarían, a la espera de que el cierre del canje volcara masivos capitales especulativos. Ahora, a pesar del éxito de la operación, unfallo judicial trabó el proceso y la expectativa quedó nada más que en eso. En cambio, la inflación sorprendió, se convirtió en protagonista y obligó a rápidos reflejos.