El Gobierno tendrá listos a mediados de la próxima semana los acuerdos con empresarios que le permitirán lanzar en no más de diez días la Canasta Social: un conjunto de alimentos esenciales a bajo precio. Los convenios serán con productores de materias primas, industriales y comercializadores. Es decir, con toda la cadena que interviene en la elaboración de los bienes y en su llegada a los consumidores. Cada sector resignará una porción de sus ganancias para que los productos reflejen bajas significativas. La medida se presentará como una concertación nacional en contra de la inflación. “El objetivo es que los descuentos se noten”, señalaron a Página/12 fuentes oficiales. Desde la Casa Rosada admitieron que se busca revertir los decepcionantes resultados de los acuerdos para reducir el precio de carnes, pollos y lácteos, que, por otra parte, serán renegociados.
La canasta social estará conformada, como reveló ayer este diario, por los productos no perecederos de la Canasta Básica de Alimentos que elabora el Indec para establecer la línea de indigencia. Ellos son: fideos, arroz, harinas, aceites, galletitas, dulces, té, azúcar y legumbres. Todos ellos se venderán a precios preferenciales en supermercados y almacenes, que pegarán una oblea en el frente de sus locales para identificar su adhesión a la campaña. La subsecretaria de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja, quedó al frente de las negociaciones, que en muchos casos ya tienen un grado de avance importante. Los acuerdos con comerciantes mayoristas y minoristas están prácticamente sellados.
La iniciativa pretende convertirse en un ancla para la inflación. La estrategia oficial para atacar el aumento de precios minoristas combina medidas heterodoxas –canasta social, boicot a Shell, campaña publicitaria para no comprar en los comercios que cobran más de lo debido– con otras de corte ortodoxo –contención del gasto público, sendero alcista de las tasas de interés y contracción monetaria.
Un atractivo especial de la canasta social es que habrá rebajas no sólo en segundas marcas, sino también en primeras. Eso garantiza una mayor penetración de la campaña, lo cual ayudará a que los empresarios respeten lo pactado porque habrá un extendido control social. Los fabricantes de alimentos le plantearon a Vaca Narvaja que intermedie con los municipios del conurbano bonaerense para que bajen algunos de sus impuestos. En particular, reclaman contra las tasas de abasto y los tributos de contribución y publicidad, que encarecen sus mercaderías. La funcionaria se comprometió a plantearles el tema a los intendentes.
La canasta social estará disponible en Capital Federal y el conurbano bonaerense. Defensa del Consumidor estima que ésa es el área en la cual puede mantener el plan bajo control. Pero el organismo supone que la iniciativa de la Nación será imitada por los gobernadores. Cada provincia, entonces, terminaría cerrando sus propios convenios. De hecho, la experiencia ya arrancó en el interior del país. Tucumán comenzó con la canasta social hace dos semanas. Incluye 30 productos y se ofrece por un valor global de 33 pesos. No son sólo alimentos básicos, sino también pescados enlatados, jabón de tocador y en polvo, shampoo, papel higiénico, cacao, lavandina y detergente. Los consumidores pueden elegir cuáles comprar, a diferencia de una experiencia anterior en la provincia que los obligaba a llevar la canasta entera o nada. En el caso de la Nación, las compras también serán libres.
En Santa Rosa, La Pampa, la canasta que lanzará la municipalidad es de ocho productos (aceite, fideos, arroz, harina, cortes de carne, leche fluida, yerba y azúcar) y no tiene un valor preestablecido, sino que cada comercio fija libremente sus descuentos. En cambio, Vaca Narvaja pactará el valor final al que los bienes promocionados deberán llegar a los consumidores.
Por otra parte, el Gobierno redoblará la presión sobre frigoríficos y la industria láctea para que cumplan con las rebajas acordadas. Es más,iniciará nuevas gestiones para que incorporen mejores ofertas. Se buscará, por caso, que los consumidores tengan a su alcance un sachet de leche fluida a un peso. De acuerdo con información oficial de Defensa del Consumidor, en la primera quincena de marzo costaba en promedio 0,99 centavos. Actualmente, la más barata se consigue a 1,19. Vaca Narvaja pretende incorporar carnes, pollos y lácteos a la canasta social, para lo cual encarará una nueva ronda de discusiones con los empresarios de esos sectores.