Mar 03.05.2005

ECONOMíA  › EL PLAN LAVAGNA PARA EVITAR EL NAUFRAGIO DEL BLOQUE

Mercosur muy desbalanceado

Por Maximiliano Montenegro

“El Mercosur no sirve si no es industrial para los dos países.” Esa es la idea de Néstor Kirchner y fue transmitida a Brasilia en más de una ocasión, a través de distintos emisarios. Uno fue el propio Lavagna, que presentó hace casi un año al gobierno de Lula un plan para resolver las “asimetrías” productivas entre uno y otro país, el cual fue respondido con arrogancia por los negociadores brasileños.
Para colmo, mientras la Argentina es cada vez más dependiente del comercio dentro del Mercosur, Brasil ha abierto el juego a nuevos horizontes. Los números son categóricos: Brasil compra sólo el 8,9 por ciento de sus importaciones totales a la Argentina, cuando llegó a adquirir el 14 por ciento seis años atrás. Por el contrario, las exportaciones a la Argentina representan sólo el 7,7 por ciento del total de sus ventas externas. Para los exportadores argentinos, en cambio, el mercado brasileño representa alrededor de un tercio de sus envíos totales. Además, Brasil es cada vez menos un destino para las exportaciones argentinas de mayor valor agregado: a mediados de los ’90, las exportaciones de MOI (manufacturas de origen industrial) a Brasil representaban casi el 55 por ciento del total de las ventas, mientras que hoy rondan el 30 por ciento.
El programa de Lavagna contemplaba dos líneas de acción:
1) La posibilidad de aplicar medidas de protección cuando se verificaran desequilibrios sectoriales. Previa demostración de que existía “daño” o “amenaza de daño” a la producción local por parte de las importaciones del socio del Mercosur, los gobiernos estaban autorizados a aplicar medidas de protección arancelaria. A cambio, los empresarios debían comprometerse a un plan de inversiones o de reconversión productiva que los tornara competitivos en el mercado regional.
Un documento interno del Ministerio de Economía, al que accedió Página/12, identifica a los “sectores sensibles”, donde las importaciones brasileñas aumentaron exponencialmente en el último año. Entre ellos se destacan: calzado deportivo (las compras desde Brasil crecieron 50 por ciento); ropa de cama, toallas de baño y mantelería (56 por ciento); lavadoras (57 por ciento); electrodomésticos (24 por ciento); equipos de aire acondicionado (71 por ciento); maquinaria agrícola (60 por ciento el año pasado, y 541 por ciento desde la devaluación); y fibras e hilados de algodón (269 por ciento desde el 2001), entre otros.
En algunos casos, como en lavarropas y heladeras, el gobierno de Kirchner tomó medidas unilaterales de protección, y en otros, como cocinas y ciertos textiles (denim, tejidos de algodón), se firmaron acuerdos entre los empresarios de ambos países ante la amenaza argentina de aplicar restricciones.
2) El segundo camino propuesto por Lavagna era la aplicación de medidas globales de protección frente a desequilibrios violentos en el tipo de cambio bilateral o en el nivel de actividad de los socios. Es sabido, por caso, que cuando Brasil entra en recesión, inunda el mercado argentino con sus saldos de producción.
La respuesta de la administración Lula fue escueta. Si bien se podían analizar medidas sectoriales, éstas no podrían afectar el saldo histórico de comercio (favorable a Brasil) y la Argentina debía desarmar inmediatamente los mecanismos de protección sectoriales instrumentados en los últimos meses. De políticas globales –que busquen reducir las asimetrías entre un Brasil industrial y una Argentina proveedora de productos primarios– ni hablar.
En los últimos días, Kirchner y Lavagna dejaron en claro que insistirán con el reclamo. En especial porque, según creen en el equipo económico, el nivel de actividad en Brasil mostraría señales evidentes de desaceleración. “Lula está jugado con las políticas ortodoxas, sube la tasa de interés para controlar la inflación, y se le cae la demanda interna; el próximo paso es un aumento de los saldos exportables a la Argentina”, explicó un integrante del equipo de Lavagna. “Además, Brasil está compensando la caída del tipo de cambio con los subsidios financieros que otorga el Bndes (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social), lo cual aumenta las asimetrías”, completó.
El planteo del Gobierno será simple: o Brasilia se sienta a negociar o se seguirán las políticas unilaterales de protección. Kirchner ya avisó que la próxima medida será para resguardar a la industria del calzado.

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