ECONOMíA
“El sistema impositivo no captura las distintas manifestaciones de riqueza”
El régimen del impuesto inmobiliario (ABL) de la ciudad de Buenos Aires está a punto de ser sometido a un profundo cambio. Así lo anticipó Alejandro Otero, director de Rentas, en una entrevista exclusiva con Página/12. “La necesidad de la reforma es compartida por todos.”
› Por David Cufré
La ciudad de Buenos Aires prepara cambios importantes en el impuesto inmobiliario, que los contribuyentes conocen como de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL). El director de Rentas, Alejandro Otero, anticipó a Página/12 que esos cambios son el eje de una reforma tributaria que el Poder Ejecutivo está por remitir a la Legislatura. “La necesidad de la reforma es compartida por todos”, aseguró, e indicó que éste es un buen momento para avanzar con ella porque la recaudación está en alza y el gobierno tiene recursos suficientes para financiar su presupuesto. El funcionario enfatizó que el objetivo del proyecto no es generar más recursos sino mejorar la equidad del sistema impositivo. Para ello, se aumentará la presión tributaria sobre las propiedades más caras y, en la misma magnitud, se reducirá para las de menor valor.
“La debilidad del impuesto inmobiliario, por el atraso en las valuaciones, no nos permite capturar las distintas manifestaciones de riqueza que existen en la ciudad”, definió Otero. “Esto no es nuevo, es histórico, pero cuando el nivel de desigualdad era menor, esta carencia del sistema tributario podía resultar tolerable. Ahora no podemos esperar más”, agregó. “Lo que proponemos –completó– es acomodar las valuaciones de manera tal que aquellos que tienen mayor capacidad contributiva paguen algo más y, como no planeamos aumentar la recaudación global, esto repercutirá a modo de compensación con una rebaja para los sectores de menor capacidad contributiva.”
Esos objetivos se traducirán en las siguientes medidas:
- Aumentarán las valuaciones inmobiliarias, para que el valor fiscal de las propiedades pase a representar el 70 por ciento de su cotización de mercado, contra el 20 por ciento en promedio actual.
- Sin embargo, el incremento del impuesto determinado tendrá un tope del 70 por ciento con respecto al nivel presente.
- Además, el ajuste se aplicará de manera gradual a lo largo de diez años. Por ejemplo, quien hoy paga 100 pesos y por el cambio en la valuación queda obligado a liquidar 130, recibirá el primer año una boleta de 103, el segundo de 106, el tercero de 109 y así sucesivamente.
- Cambiará el sistema de valuación. Hoy las propiedades se valúan por lo que se conoce como método de restitución: la ciudad adjudica puntajes por las comodidades del inmueble, independientemente de su ubicación. A partir de la reforma, se valuará con los mismos parámetros que utiliza el mercado para cotizar las propiedades. Con ello, se reflejarán las diferencias de cotización del metro cuadrado entre los distintos barrios.
“El impuesto inmobiliario tiene que captar la inversión pública de la ciudad. Si no, generamos premios para algunos que son financiados por todos”, aseguró Otero. Los barrios beneficiados con la extensión de la red de subtes o aquellos que están de moda –por ejemplo–, tendrán que pagar más de ABL.
Aun así, Otero hizo hincapié en el carácter gradual de la reforma. Y también en las precauciones que tomará el gobierno para que no haya “subas desmedidas” del impuesto. “Cambiar las valuaciones sin más, sin aplicar ninguna otra medida, supondría un efecto absolutamente no deseado, indigerible”, aclaró. “Ni la actividad económica ni los vecinos podrían tolerar un salto de esa naturaleza”, admitió. Por eso, el proyecto que llegará a la Legislatura fijará un techo al incremento del impuesto para que los contribuyentes no paguen, al cabo de diez años, más que un 70 por ciento de lo que liquidaban al 31 de diciembre de 2004. En segundo lugar, se aumentará el mínimo no imponible para que sigan exentas del tributo las viviendas de los sectores de menores ingresos.
Los cambios en las valuaciones se apreciarían recién en dos años. El objetivo es que la reforma se sancione en los próximos meses, de modo tal que en el 2006 se definan los nuevos valores de las propiedades y, recién en el 2007, los vecinos reciban las boletas “con un poquito más de gravamen para algunos y un poquito menos para otros”. El titular de Rentas insistió en que “lo que está pasando en la ciudad es que las propiedades de mayor valor pagan una diferencia insignificante con respecto a las de menor precio”. “En proporción, las segundas pagan más que las primeras”, añadió.
Otra de las razones para actualizar las valuaciones es incentivar la construcción. “En las condiciones actuales, el impuesto no sólo no es capaz de capturar las diferentes capacidades contributivas de la población sino que además alienta la especulación inmobiliaria, porque es relativamente poco costoso mantener la tierra improductiva”, explicó Otero. La tasa para baldíos va del 5 al 10 por ciento de su valor fiscal, contra una tasa general para los inmuebles de 0,2 a 1,5. “El grado de retraso en el valor de la tierra es tan alto, que cinco o diez veces nada sigue siendo nada”, señaló Otero.
El funcionario adelantó, por otra parte, que la reforma tributaria contempla correcciones en los impuestos que gravan el uso del espacio público, ya sea aéreo, terrestre o subterráneo. “Los impuestos en esa materia son el resultado de una suerte de acumulación histórica. Aparece un fenómeno de ocupación del espacio público y se le genera un gravamen ad hoc. El último son las antenas de radiotransmisión. No hay un esquema racional sino una sumatoria de impuestos discoordinados”, expresó Otero. “Discutiremos con la Legislatura el ordenamiento de esta situación”, afirmó. Un aspecto central es cómo tributarán los anuncios publicitarios que se reproducen por la ciudad.
Otero aclaró que la reforma no avanzará sobre el impuesto a los Ingresos Brutos ni creará ningún otro gravamen. “La presión fiscal actual es muy razonable y suficiente para financiar el presupuesto. Son ventajas competitivas que debemos mantener”, concluyó.