Ayer expiró el singular acuerdo por el cual la chilena Lan asistió a SW durante tres meses con una transferencia que, según fuentes confiables, habría sumado alrededor de 4 millones de dólares, básicamente destinados al pago de salarios. Si la compañía de Maggio y Eurnekian no llega en los próximos días a un acuerdo con los potenciales interesados en comprarla o capitalizarla, sus 800 empleados podrían quedar en la calle. Si se concreta finalmente esta amenaza, la misma que tuvo lugar hace unos meses cuando el Estado privó a Southern Winds del subsidio para combustible y personal, los posibles desocupados quizás encuentren cierto consuelo con la prevista resurrección de la entrerriana Laer, que en breve volvería a volar.
Los términos precisos de aquel acuerdo de cooperación son tan opacos como las negociaciones que SW lleva a cabo con los eventuales interesados. Según fuentes del mercado, el inversor Martín Varsavsky se habría unido a Air Atlantic –la proveedora de los jumbos con los que Southern Winds volaba a Madrid– para hacerle una propuesta hasta ahora desechada: quedarse con la empresa endeudada en 50 millones de dólares, asumiendo esa obligación y pagándole 100 mil dólares. Pero los Maggio no habrían querido bajar de los 4 millones.
Lan (Chile) estuvo a punto de sumarse a ese núcleo de oferentes, con la alternativa de monopolizar el cabotaje, asumiendo a cambio la mitad de la grilla del personal de Sou-
thern. Pero un desacuerdo con sus potenciales socios hizo que la compañía trasandina quedara afuera. Los chilenos prefieren esperar la probable caída de SW para realizar su desembarco tranquilos.
Por ahora ya cumplieron con el pacto de caballeros sellado con el Gobierno de asistir a SW por un trimestre, una de las condiciones impuestas por Transporte para facilitarle el ingreso al mercado local, cuya traducción escrita no se conoce. La otra fue tomar al personal de Lafsa, la compañía estatal que nunca llegó a volar, pero que acogió en el Estado a los desocupados que dejaron LAPA y Dinar.
Según sugiere Southern a través de sus voceros, el panorama no es tan terrible. La compañía admite que pudo pagar los sueldos del último mes gracias al auxilio económico de Lan, pero confía en que antes de la próxima liquidación haya alguna inyección de capital por la vía de un nuevo socio o dueño. Mientras, se jugó a reducir el diagrama de vuelos y costos operativos, tratando de convertirse en una compañía de “bajo costo” que vende pasajes por Internet, consiguiendo un nivel de ocupación alrededor “del 78 por ciento” en su par de aviones.
“Si pudiéramos incorporar uno más, estaríamos muy bien”, se ilusiona la compañía, donde conocen el estilo negociador de Maggio: duro a la hora de reclamar y lento a la de definir. Este rasgo, sumado a las dificultades de conseguir inversores para un negocio tan complejo como el aerocomercial, abre una incógnita sobre el futuro de la trastabillante empresa.
En Transporte hay cierto nerviosismo. Los colaboradores de Julio De Vido no tienen demasiadas esperanzas de que Maggio pueda cerrar un acuerdo que genere un nuevo soporte para SW. Peor aún. Temen que si esto no ocurre haya una fortísima presión para recuperar algo de la subvención que el Estado le retiró después del narcoescándalo, so pena de dejar centenares de aeronáuticos desocupados obstruyendo las pistas de Aeroparque y Ezeiza. Lo cierto es que no hay ninguna intención de reanudar esa asistencia.
El movilizado mercado aeronáutico al que Lan acaba de arribar en estos días, con la promesa de integrar una flota de diez aviones hacia fin de año, es prolífico en novedades. La estatal entrerriana Laer podría volver a volar en las próximas semanas en virtud de un acuerdo con British Aerospace, la proveedora de aviones en alquiler que acumuló acreencias contra aquella compañía. Según el esquema previsto por el gobernador JorgeBusti, Laer le otorgaría el derecho a operar algunas rutas que unen esa provincia con Buenos Aires y, en un futuro inmediato, el sur de Brasil.