El Banco de Entre Ríos (Bersa) tiene nuevo dueño: se trata del Nuevo Banco de Santa Fe, en poder del empresario y financista Eduardo Eskenazi. Con esta operación, el grupo se consolida como uno de los más fuertes en el sistema financiero: ya poseía los bancos Santa Fe, San Juan y Santa Cruz. En la city aseguran que Eskenazi quiere formar una asociación bancaria independiente de las que ya existen.
A través de un comunicado, el grupo ganador alimentó las versiones: dijo que su objetivo era la “consolidación de una banca regional comprometida con el fortalecimiento de las economías de la Región Centro”. El Comité de Evaluación del Nación terminó su trabajo ayer por la noche. Al comunicar la preadjudicación del Bersa (aún resta que la operación sea aprobada por el Banco Central), desestimó las impugnaciones presentadas por los competidores de Eskenazi, los bancos de Santiago del Estero y el Comafi.
La transferencia del Bersa pondrá punto final a una historia caliente que se inició a principios de 2002, con el estallido de la crisis. El Banco de Entre Ríos estaba en poder del grupo francés Crédit Agricole, que se fue de la Argentina. Los franceses también tenían el Suquía (ahora en manos del Macro Bansud) y el Bisel, que aún se encuentra bajo la administración del Banco Nación.
La oferta económica de Eskenazi fue la mejor: 172 millones de pesos. El Bersa ya había recibido un aporte de 195 millones por parte de Sedesa. Los otros grupos impugnaron la oferta al afirmar que las garantías presentadas no eran acordes. Pero el Comité, integrado por funcionarios del Banco Nación y de Economía, desechó esas objeciones. El atractivo de los bancos provinciales son las comisiones que cobran por ser agentes financieros de cada distrito y por tener como clientes a los empleados públicos.