ECONOMíA
El “anillo energético” en la cumbre del Mercosur
Fue aprobado un Fondo para paliar las asimetrías económicas de las países más chicos.
La 28ª Cumbre del Mercosur y países asociados concluyó con el lanzamiento oficial del llamado “anillo energético” para crear una red que garantice independencia gasífera y de energía eléctrica en Sudamérica. La idea fue promovida originalmente en Lima, por Perú, la Argentina, Brasil, Uruguay y Chile, por los temores provocados por la crisis institucional de Bolivia. Otro de los anuncios de la cumbre fue la creación del Fondo de Convergencia Estructural (Focem), el primer intento del Mercosur de superar las asimetrías económicas, un tema sin resolver desde su fundación en 1991, y que favorecerá fundamentalmente a los países de menor desarrollo, Paraguay y Uruguay.
Ambos países, socios menores del bloque, serán los más beneficiados por el instrumento, que de todos modos generó críticas por los montos en juego, demasiado modestos como para resolver semejante problema. El Focem debutará probablemente a fines del 2006 con un monto de sólo 100 millones de dólares, por lo menos durante los tres primeros años, que recibirán en su inmensa mayoría (entre el 60 y 70 por ciento) Paraguay y Uruguay. Parte de ese dinero también podrá destinarse a áreas de frontera y zonas menos desarrolladas de Brasil y la Argentina, pero los detalles se acordarán en futuras sesiones del Consejo Mercado Común.
La demora en la puesta en práctica de esta herramienta se debe a que los socios deben incorporar sus aportes a los respectivos proyectos de presupuesto, que luego deben contar con aprobación parlamentaria.
Los fondos provendrán en un 97 por ciento de las economías mayores, Brasil y la Argentina, mientras que Paraguay y Uruguay contribuirán en conjunto con el 3 por ciento restante. El dinero se entregará a los gobiernos para financiar proyectos concretos previamente aprobados por el bloque y no podrá ser utilizado para otros fines.
En cuanto al “anillo energético”, la intención es conectar los gigantes yacimientos de Camisea en la selva sudoriental de Perú, con Chile, a través de un gasoducto de 1200 kilómetros desde el puerto peruano de Pisco a la ciudad chilena de Tocopilla, que luego empalmaría con las tuberías existentes que llegan a la Argentina, Brasil y Uruguay. El proyecto se potenció con la adhesión de Venezuela, con uno de los mayores reservorios de gas de la región.
El anillo energético será uno de los temas principales de los próximos seis meses durante la presidencia pro tempore que asumió Uruguay en la Cumbre que concluyó ayer, tal como lo anunció el ministro de Economía de ese país, Danilo Astori.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha mostrado interés en financiar el gasoducto entre Perú y Chile, que precisa de una inversión de unos 2500 millones de dólares. De hecho, mañana, Enrique Iglesias –titular del organismo– tiene previsto reunirse en Washington con los ministros de Energía de Sudamérica para tratar el tema.
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