El Gobierno intentará desactivar hoy uno de los principales focos de conflicto gremial con que viene lidiando desde hace meses: les comunicará a los gremios estatales su propuesta de aumento salarial para el sector. Néstor Kirchner anticipó anoche que habrá un incremento, que alcanzará por igual a la administración pública central y al personal de las Fuerzas Armadas y de seguridad. Lo hizo al pronunciar un breve discurso en una cena en la sede del Ejército, delante de las cúpulas militares. El Presidente se abstuvo de dar precisiones, puesto que argumentó que la propuesta definitiva se conocerá esta tarde en las negociaciones paritarias en el Ministerio de Trabajo. Una opción mencionada anoche era que se concedería una suba de entre el 10 y el 20 por ciento, según el monto del sueldo actual.
“Hemos decidido acordar un ajuste de remuneraciones para el personal de las Fuerzas Armadas y de seguridad, que tendrá vigencia desde el 1º de julio y será de igual magnitud, una vez que se decida, para todos los dependientes de la administración nacional”, afirmó Kirchner en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas. El Presidente se limitó a detallar que la “implementación específica” del aumento salarial “se concretará en los próximos días, una vez que concluyan las negociaciones sectoriales en curso, tanto para la administración nacional, como para el personal civil de las Fuerzas Armadas”.
El aumento alcanzaría a unas 170.000 personas, de las 300.000 que revisten como agentes del Estado en sus distintas dependencias. Incluiría a unos 50.000 trabajadores de la administración pública, que integran el denominado Sistema Nacional de Profesión Administrativa (Sinapa), y a 120.000 integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad. Quedaría afuera en esta instancia el resto de los empleados públicos de organismos como la AFIP, la Anses, la CNEA y el Conicet, así como los docentes universitarios y los profesionales de la salud. Para todos ellos se abriría la instancia de discusión de sus convenios colectivos sectoriales. Al menos así quedó planteado en la última reunión en el Ministerio de Trabajo entre los representantes del Gobierno y los gremialistas de ATE y UPCN.
Anoche circulaban dos versiones sobre las características del incremento salarial. La más probable era que el ajuste sea del 10 por ciento en los haberes de aquellos que ganan hasta 1250 pesos mensuales y del 20 por ciento para los que tienen sueldos arriba de ese monto. La diferencia es porque los primeros recibieron dos asignaciones de suma fija de 250 pesos entre mediados de 2004 y principios de este año. El resto, en cambio, tiene sus remuneraciones congeladas desde hace 13 años. La segunda alternativa era que el aumento fuera del 30 por ciento para todos, pero eso parecía más bien una expresión de deseos de los sindicalistas. Una vez que se concrete el aumento, el conflicto se trasladará de la Nación a las provincias.