El mercado petrolero vio reflejado ayer todas las tensiones de los acontecimientos del día previo en Londres. El nerviosismo y los movimientos erráticos de los valores dominaron la jornada, en la que el valor del barril alcanzó su pico máximo histórico para descender luego por abajo del cierre anterior. Las disímiles lecturas iban desde la expectativa de una desaceleración de la economía mundial tras los atentados, que induciría una baja en la demanda de crudo, a las posteriores evaluaciones de los efectos del huracán Dennis en el Golfo de México. En medio de estas especulaciones, apareció la exhortación del Grupo de los Ocho, los líderes de los países industrializados, a que hubiera más inversiones para incrementar la producción y evitar que el alto precio del hidrocarburo dañara el crecimiento.
El precio del crudo WTI en Nueva York cerró en 59,63 dólares la semana, pero después de alcanzar valores de 61,80 durante la última jornada. Al igual que el crudo Brent en Londres, que cerró en baja a 58,20 dólares pero tras tocar un precio de 60,36. Los miembros de la OPEP iniciaron una ronda de consultas internas para evaluar un posible incremento de los cupos de producción, método que hasta ahora resultó insuficiente para detener la suba.