Los planes de Luis Corsiglia cambiaron radicalmente en pocas horas. De pensar en su campaña para convertirse en próximo presidente de River pasó de pronto a tener que opinar sobre la política monetaria, el valor del dólar, las relaciones con el FMI y la inflación. Es que Néstor Kir- chner lo designó en comisión como director del Banco Central en reemplazo del destituido Ricardo Branda, quien ayer perdió ese puesto y el de vicepresidente segundo de la autoridad monetaria con otro decreto presidencial. El Gobierno, al mismo tiempo, elevó al Senado el pliego de Corsiglia para su nombramiento formal hasta 2007. “Es un honor y un orgullo haber sido nominado para un lugar en el directorio”, se alegró el agente de Bolsa. “Llego para cumplir una función y no ocupar un cargo”, añadió.
Corsiglia es un hombre de la city que siempre tuvo muy alto perfil. En su currículum abundan referencias de los puestos que ocupó. Tras recibirse en 1974 como licenciado en Administración de Empresas en la Universidad Católica, trabajó como analista financiero de General Motors. A partir de 1982 empezó su carrera en la Caja de Valores y en el Merval, instituciones de las que fue secretario, director y tesorero. En 1993 se convirtió en secretario de la Bolsa de Comercio, adonde estuvo hasta 1997. Durante ese período también fue miembro de los comités ejecutivos de las federaciones Iberoamericana e Internacional de la Bolsa de Valores.
En su actividad privada, se destacó como agente bursátil. El gran salto lo dio con el actual gobierno, en buena medida, gracias a su “amigo”, como él mismo lo calificó, Julio De Vido. El ministro de Planificación impulsó su nombramiento como vicepresidente de la petrolera estatal Enarsa, a pesar de que a Corsiglia no se le conocían antecedentes en esa área. Su misión allí era conseguir capitalización financiera para una compañía sin recursos. Al mismo tiempo que se desempeñaba como secretario de la Caja de Valores. Desde ese lugar, Corsiglia logró crecer en la consideración de Kirchner por apoyar decididamente el proceso de canje de deuda. La entidad se encargó del intercambio de títulos en el mercado local, con una participación de los bonistas del 98 por ciento.
En un trámite expeditivo, el Presidente completó ayer la destitución de Branda, ex senador formoseño que había logrado escalar en el Banco Central a fines del gobierno aliancista y que ahora era el único de los procesados en la causa de los sobornos por la reforma laboral que seguía en funciones en la actividad pública. Kirchner eligió a Corsiglia para reemplazarlo y que completara su mandato, que llega hasta diciembre de 2007. Por ahora, estará en el directorio en comisión, pero el Ejecutivo ya elevó su pliego al Senado para el nombramiento formal.
La Carta Orgánica del Banco Central lo obliga a dejar su puesto en Enarsa, dado que no es compatible el cargo de director con ninguna otra tarea en la administración nacional, provincial y hasta municipal. Sin embargo, no está forzado a renunciar a la Caja de Valores, aunque se estima que lo hará. También, se supone, resignaría su pretensión de transformarse en próximo presidente de River, para lo que estaba en plena campaña. Afiches con su rostro empapelan la zona del estadio Monumental.
Corsiglia logró llegar al directorio del Central a pesar de la preferencia de Roberto Lavagna, quien postulaba al economista Roberto Frenkel. De Vido, por su parte, también había puesto unas fichas a su asesor Eduardo Curia. Ayer a la mañana, el nuevo director fue recibido por Kirchner en su despacho. También estaban el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini. Después, Fernández y Corsiglia se presentaron en conferencia de prensa.
“Es un hombre muy reconocido por su actividad en el mercado bursátil, es un prestigioso hombre de nuestra economía y tiene calidades y cualidades profesionales muy conocidas por todos nosotros”, destacó Fernández, quien lo conoce desde su época como superintendente de Seguros durante el menemismo. Corsiglia defendió la actual política monetaria del Banco Central y destacó que, a diferencia de la convertibilidad, “hay una moneda sana y propia”. “Durante la convertibilidad la política cambiaria se hacía desde la Reserva Federal”, añadió, en referencia a la banca central estadounidense. Por último, afirmó que de acuerdo con la política que fijó el presidente de la Nación, el Ministerio de Economía coordina una actividad que soporta y apoya el crecimiento de la actividad económica y productiva” del país.